Hoy: 25 de noviembre de 2024
La revista ‘Time’ ha realizado un reportaje muy largo y personal al presidente de Ucrania Volodimir Zelenski donde, entre otras cosas, ha confesado que si el 24 de febrero comenzó la guerra con la invasión rusa, esos primeros días soldados de élite paracaidistas llegaron a Kiev y su objetivo era secuestrarle a él, y su familia, misión que se abortó en los últimos minutos.
Desde que comenzó la guerra vive y trabaja en la oficina presidencial. La seguridad en las calles adyacentes es tal, que las contraseñas se cambian cada día. Ningún coche puede acercarse. Su esposa Olena Zelenska, y sus hijos de 17 y 9 años vivían allí también.
La noche del 24 de febrero el ejército informó a Zelenski que los equipos de ataque rusos se habían lanzado en paracaídas sobre Kiev para matarlo, o capturarlo a él y a su familia. “Antes de esa noche, solo habíamos visto cosas así en las películas”, ha explicado Andriy Yermak, jefe de gabinete del presidente,segúnTime.
La escolta presidencial trató de sellar el complejo con todo lo que pudo encontrar, especialmente una puerta en la entrada trasera, que se bloqueó con una pila de barricadas policiales y tablas de madera contrachapada.
Ese mismo primer día, las tropas rusas, hicieron dos intentos de asaltar el complejo. Zelenski confesó a Time que su esposa e hijos todavía estaban allí en ese momento. Desde ese día, pese a los intentos de su equipo y Estados Unidos para que se fuera a un país vecino desde el que gobernar, Zelenski ha grabado un mensaje en la calle, en el patio, en su oficina, recorriendo el barrio…
La segunda noche de la invasión fue el primero, ya iba vestido para la guerra, ya se había rodeado de sus fieles, todos con camisetas, chaquetas militares y los chalecos antibalas y las armas automáticas listas para usar. Ha realizado varias salidas al frente, incluso ha visitado Bucha. En una salida al frente, estuvo a merced de los francotiradores rusos mientras tomaba sopa con los soldados a las fueras de la ciudad.
Ese primer vídeo el mensaje fue simple: “Estamos todos aquí”, dijo Zelenski después de pasar lista a los funcionarios a su lado. “Defendemos nuestra independencia, nuestro país”. Desde entonces, cada día, ha mandado un mensaje al mundo, en su lengua materna y en inglés. Ha hablado en todos los parlamentos de Europa, Canadá y Estados Unidos, e incluso los líderes europeos han empezado a viajar a Kiev para reunirse con él.
Zelenski ya no vive en un búnker bajo tierra, ni sin luz, dado que el asedio a Kiev se ha esfumado. Ahora trabaja en la Sala de Situación del complejo presidencial, una sala de juntas sin ventanas con un adorno: un tridente, el símbolo del estado de Ucrania, que brilla en la pared detrás de la silla de Zelenski. Eso sí, rodeado de grandes pantallas a lo largo de la pared, y una cámara que mira al presidente desde el centro de la mesa de trabajo, donde se reúne con sus ministros, jefes de gabinete, inteligencia, y otros líderes internacionales.