El comisario presenta su libro ‘El Estado contra mí’ en un acto en el que reivindica su trabajo como servidor público
Con alguien como el comisario José Manuel Villarejo, la más probable es que la realidad supere la ficción, y esa sensación han debido llevarse las decenas de personas que abarrotaron el salón noble del Colegio de Abogados de Granada para asistir a la presentación de su libro ‘El Estado contra mí’ (Código Rojo), que acaba de salir al mercado.
Estuvo arropado por el decano de los abogados granadinos, Leandro Cabrera, y del letrado Antonio José García Cabrera. Ambos defendieron la oportunidad de escuchar opiniones diferentes para formar criterio y, en el caso de García Cabrera, en el derecho a la libertad de expresión de alguien sobre el que todavía no hay condena firme. Hablaba así para descalificar las críticas sobre la celebración del acto en la institución que ha expresado algún colegiado en un medio informativo.
Relato vivo e intenso
La obra, la primera de dos volúmenes que recoge sus memorias, es un relato vivo, intenso, que discurre en los entresijos, muchos de ellos desconocidos, de acontecimientos que son parte de la historia de España de los últimos cincuenta años, y no siempre para bien. Claro, que eso según la perspectiva de quien mire y de sus intenciones. El autor trae a la memoria la intrahistoria desde atentados terroristas como el de Carrero Blanco, en el que intervinieron agentes de la Inteligencia norteamericana, hasta el intento de golpe de Estado el 23-F o la masacre de las Ramblas en Barcelona, de la que él avisó con antelación al CNI pero el entonces director ignoró la amenaza.
La obra deja claro desde las primeras líneas que es un alegato “por la verdad” frente a los que lo han usado “como un trampantojo para distraer de la cruda realidad que el sistema intenta ocultar”, advierte que por muchas descalificaciones que viertan sobre él para acallar las denuncias “no podrán borrar toda esa verdad de la que les advertí que aquí desvelo”, y sentencia: “A lo largo de mi vida, solo pretendí corregir lo que creí equivocado y si me atreví a abrir las puertas del sistema era para mejorarlo”.
No deja indiferente
Villarejo no deja indiferente a nadie. Alguien que ha vivido todo lo imaginable se detiene en su relato en los cuartos oscuros de un sistema empeñado en tapar la verdad y en apartar a quienes pretendan airearla en defensa de la propia democracia y de la seguridad nacional. Ha sido su caso, víctima incluso de un intento de asesinato cuando estaba en prisión y pendiente de numerosas causas judiciales.
Con 73 años a sus espaldas, dos carreras universitarias, infinidad de distinciones desde que ingresó en la Policía, en 1972, su vida profesional ha transcurrido mientras pasaban por el cargo varios presidentes del Gobierno, diez ministros del Interior e innumerables jefes policiales y de Inteligencia. Sabe, y lo dice, que si hubiese mantenido el relato oficial del silencio cómplice su vida sería ahora cómoda, pero sostiene que como servidor del Estado debía hacer bien su trabajo para cambiar el sistema y ha pagado caro no hacerlo, él y su familia.
No se arrepiente
El daño que ha sufrido su familia es sin duda la única parte que lamenta. “De lo demás no me arrepiento de nada, ni de lo que he hecho ni de lo que he dicho, y volvería a hacerlo porque a las instituciones hay que protegerlas”, dijo durante el acto. Añadió que en su opinión en la democracia hay que abrir las ventanas de esas ‘apariencias’ que los enemigos de la democracia llaman ‘secretos de Estado’. “Casi todo el mundo tiene miedo de todo, pero uno tiene que hacer su trabajo. He sido un apasionado de mi trabajo y seguiré sintiéndome inocente por mucho que intenten condenarme; he hecho lo que el Estado me ha pedido y por eso podía mantener una estructura pública visible en el centro de Madrid. ¿Cómo si no?”.
Ante un público que río sus bromas y agradeció sus palabras, Villarejo parafraseó a Caballero Bonald cuando dijo que “uno es el tiempo que nos queda” al explicar que en prisión sintió la necesidad de escribir este libro y sacar a la luz verdades incómodas y contarlas porque cumplía así con la historia del país. “Me he metido en todos los charcos porque era eficaz y me llamaban incluso cuando no estaba en activo”, declaró el autor del ‘Estado contra mí’, para aclarar después a preguntas del público que podía haberse enriquecido de haber querido, pero que no lo ha hecho. “He manejado muchísima información que me podría haber hecho muy rico, incluso el entorno de Pujol me ofreció 100 millones de euros para trabajar por la causa, pero mi labor fue siempre servir a mi país. De hecho, no hay nadie, nadie, que pueda decir nunca que yo lo he chantajeado en mi favor con información sensible, y les aseguro que he manejado mucha y en multitud de ocasiones por los pecados de la carne”.
Corina y Bárbara Rey…
‘El Estado contra mí’ es un volumen con nueve capítulos que en sus más de 500 páginas desarrolla con detalle lo ocurrido desde la ‘operación Ogro’ del atentado de Carrero Blanco, al golpe de Estado del 23F, el atentado contra José María Aznar, los atentados del 11M o los de Barcelona en las Ramblas. Villarejo descubre además su entrenamiento personal o su experiencia en el grupo anti-ETA, y ya anuncia un segundo libro de memorias en el que tendrán relevancia dos nombres de los que se ha hablado mucho en las últimas semanas: Corina y Bárbara Rey. Como refiere en la contraportada de su obra, “a veces, la verdad puede ser sorprendente”.