Hoy: 22 de noviembre de 2024
Un estudio publicado en la revista médica The BMJ ha identificado que caminar o trotar, practicar yoga y el entrenamiento de fuerza destacan como los ejercicios más eficaces para aliviar los síntomas de la depresión, ya sea como tratamientos independientes o en combinación con terapias establecidas como la psicoterapia y los fármacos.
El estudio, llevado a cabo por investigadores que analizaron una amplia gama de ensayos aleatorios, encontró un total de 218 ensayos relevantes que incluían a 14.170 participantes con diagnóstico de depresión. Durante el análisis, se evaluaron diversos factores que podrían influir en la efectividad de los diferentes tipos de ejercicio, como el sesgo de cada ensayo, la intensidad, la frecuencia y el tipo de intervención de ejercicio, así como factores demográficos como sexo, edad y niveles iniciales de depresión.
Los resultados revelaron que, en comparación con otros controles activos, actividades como el baile, caminar o trotar, yoga, entrenamiento de fuerza, ejercicios aeróbicos mixtos y tai chi o qigong mostraron reducciones significativas en los síntomas de depresión. Además, se observaron efectos moderados y clínicamente significativos al combinar el ejercicio con antidepresivos ISRS o con psicoterapia, sugiriendo un posible beneficio adicional al incorporar el ejercicio en tratamientos establecidos.
Interesantemente, se encontró que ciertos tipos de ejercicio tenían efectos más pronunciados en diferentes grupos demográficos. Por ejemplo, mientras que caminar o trotar resultaron efectivos tanto para hombres como para mujeres, el entrenamiento de fuerza se destacó como más efectivo para las mujeres, y el yoga o el qigong fueron más efectivos para los hombres. Además, el yoga mostró ser especialmente efectivo entre adultos mayores, mientras que el entrenamiento de fuerza fue más beneficioso entre personas más jóvenes.
Los investigadores también observaron que, si bien incluso actividades físicas ligeras como caminar y practicar yoga ofrecían efectos clínicamente significativos, los mayores beneficios se encontraban en el ejercicio más vigoroso, como correr y el entrenamiento a intervalos. Además, el ejercicio mostró ser igualmente efectivo para personas con o sin otras condiciones de salud y con diferentes niveles iniciales de depresión, tanto en entornos individuales como grupales.
A pesar de estos hallazgos prometedores, los autores del estudio reconocen que la calidad de la evidencia es limitada y que la duración de muchos ensayos fue relativamente corta, con pocos que monitorearon a los participantes durante un año o más. Además, señalan que muchas personas pueden enfrentar barreras físicas, psicológicas o sociales para participar en programas de ejercicio. Sin embargo, sugieren que la combinación de interacción social, atención plena e inmersión en entornos naturales puede ayudar a explicar los efectos positivos observados.
En conclusión, los investigadores destacan que los médicos de Atención Primaria ahora pueden considerar el ejercicio, la psicoterapia o los antidepresivos como alternativas independientes para adultos con depresión leve o moderada, brindando así una mayor variedad de opciones de tratamiento para aquellos que enfrentan esta condición debilitante.