Hoy: 27 de diciembre de 2024
Una investigadora en optometría de la Universidad de Houston (Estados Unidos) ha advertido contra el uso de la terapia con luz roja de baja intensidad (LLRL) como método para controlar la miopía, especialmente en niños.
En los últimos años, la LLRL ha surgido como un tratamiento viable de la miopía, después de que los estudios informaran de que el tratamiento era eficaz y responsable de una reducción significativa de la progresión de la miopía. La empresa responsable de uno de los dispositivos informa de que ya se utiliza para tratar la miopía en más de 100.000 pacientes pediátricos.
Pero el entusiasmo por sus resultados como tratamiento de la miopía puede haber llegado demasiado pronto, por delante de su seguridad demostrada.
“Basándonos en las mediciones realizadas en nuestro laboratorio, se recomienda a los clínicos que reconsideren firmemente el uso de la terapia LLRL para la miopía en niños hasta que se puedan confirmar las normas de seguridad”, informa Lisa Ostrin, profesora asociada de la Facultad de Optometría de la Universidad de Houston en la revista The College of Optometrists.
Ostrin informa de que la terapia puede poner la retina en riesgo de daño fotoquímico y térmico. “Los perfiles de seguridad de los dispositivos láser de luz roja para la miopía no se han investigado a fondo”, ha señalado.
En la terapia con LLRL, se indica a los niños que miren a un instrumento emisor de luz roja durante tres minutos, dos veces al día, cinco días a la semana, durante el periodo de tratamiento, que puede durar años.
“Descubrimos que los instrumentos de luz roja para la miopía superan los límites de seguridad”, afirma Ostrin, cuya investigación caracteriza la salida del láser y determina la exposición máxima permisible (MPE) térmica y fotoquímica de los dispositivos LLRL. “Para ambos dispositivos LLRL evaluados aquí, tres minutos de visualización continua se acercaron o superaron el MPE de dosis de luminancia, poniendo la retina en riesgo de daño fotoquímico”, ha explicado.
Ostrin examinó dos dispositivos LLRL diferentes, y aunque se confirmó que ambos instrumentos eran productos láser de clase 1, según la definición de las normas de la Comisión Electrotécnica Internacional, según Ostrin no son seguros para la visualización continua durante la duración de tratamiento requerida de tres minutos.
Los láseres de clase 1 son dispositivos de baja potencia que se consideran seguros de todos los peligros potenciales cuando se ven accidental y brevemente. Ejemplos de láseres de clase 1 son las impresoras láser, los reproductores de CD y los dispositivos de videodiscos digitales (DVD). Los láseres de clase 1 no están pensados para ser vistos directamente durante periodos prolongados.
“La lesión ocular térmica provocada por un láser puede producirse con exposiciones a cualquier longitud de onda cuando el cambio de temperatura de la retina es superior a 10 °C, lo que provoca la desnaturalización de las proteínas. Con el daño térmico, el tamaño de la lesión suele ser inferior al del diámetro del haz, y los escotomas resultantes son permanentes”, afirma Ostrin.