Hoy: 23 de noviembre de 2024
El actual ritmo de vida y el alto grado de estrés hacen que la calidad del sueño de los españoles cada vez se deteriore más. Ante ello, el uso de diferentes medicamentos para dormir se está incrementando en España con el peligro que ello conlleva si éste no se hace bajo suscripción y vigilancia médica o de los profesionales de farmacia.
Para evitar llegar a esos usos, la docente de la Facultad de Ciencias de la Salud de UNIR, María Barado Piqueras, apuesta por incorporar al día día una buena rutina o higiene de sueño que permita, en las horas previas a ir a dormir, ir bajando el “ritmo” progresivamente. Una rutina que, como indica, con constancia se puede conseguir.
Barado Piqueras ha explicado a Europa Press que, en la actualidad, “muchas personas solicitan este tipo de medicamentos para ir a dormir en las farmacias” pero “muchos de estos fármacos se obtienen solo con receta”. Por ello, lo primero es identificar “si la falta de sueño es por algo puntual o se prolonga en el tiempo”.
Si es por algo puntual “que puede durar unos días”, Barado explica que para estos casos “los farmacéuticos también te pueden asesorar y recomendar antihistamínicos que tienen ese efecto de somnolencia y ayudan a conciliar el sueño sin necesidad de contar con una receta”.
Pero “si la situación se prolonga durante mucho tiempo sí que es necesario acudir a un profesional médico para que haga una vigilancia del uso de ciertos medicamentos”.
Como ha indicado “sea como sea” un ciudadano que se medique para conciliar el sueño “tiene que estar vigilado por un médico o un farmacéutico”.
Además, “es muy importante saber qué estamos tomando y sus efectos” porque este tipo de pastillas “puede tener reacciones secundarias muy importantes y, sobre todo, pueden generar dependencia. Por eso hay que tener en cuenta que, a la hora de usarlos, si su uso es prolongado puede afectar también al desempeño de la persona y a su día a día”.
Aún así, la experta reconoce que los medicamentos sujetos a receta médica están muy controlados. “Es más, cuando vas a la farmacia a por ellos también te piden tu carné de identidad para tener un control férreo de la persona que lo utiliza. El médico sabe exactamente qué debe tomar el paciente y la pauta es muy concreta para intentar evitar que se pueda comprar de más o genere más dependencia de la necesaria”.
Esto es posible “gracias al control que se tiene en España a través de la Agencia Española del Medicamento. Al no haber libre dispensación del fármaco, esto evita mayor dependencia. El control en España para evitar abusos es más fuerte que en otros países”.
Todo porque la realidad es que estos fármacos “te ayudan a conciliar el sueño de forma mucho más rápida pero utilizando químicos y evitando que el propio cuerpo haga su verdadero ejercicio de aprender a conciliar el sueño por uno mismo”.
Por eso aboga por retrasar, siempre que sea posible, el uso de ‘herramientas químicas’. “Es mejor utilizar otro tipo de procesos; una buena lectura, tener un ambiente tranquilo, no utilizar pantallas las horas previas a ir a la cama… si tienes problemas para dormir es fundamental tener una buena higiene de sueño y cumplirla”.
“La persona tiene que ser consciente de que, antes de dormir, si tienes problemas, a lo mejor debes evitar cualquier elemento que distorsione la tranquilidad y la conciliación del sueño. Lo importante es conseguir dormir sin dependencia química” aunque el consumo cada vez es mayor.
Como ha indicado “desde la pandemia sí se ha visto el aumento de uso de este tipo de psicofármacos, sobre todo a partir de los 35 años” pero “sobre si hay distinción entre hombres y mujeres”, lo tiene claro; “No. Afecta por igual”.
Por su parte, y si el que no puede dormir es un niño, la experta asegura que “en este rango de edad jamás se le puede recomendar este tipo de fármacos. Lo mejor es que si la situación se prolonga en el tiempo acuda a su pediatra para intentar ver la solución”.
Pero lo cierto es que, como para los adultos, el consejo es el mismo: “La rutina debería ser la misma, eliminar las pantallas por lo menos dos horas antes de irse a dormir, que haya siempre una rutina de una cena a una misma hora, que puedan leer, que estén tranquilos en la habitación con una luz tenue, quizás tomar una valeriana…”. “Las rutinas, sin duda, mejoran la calidad del sueño”, ha finalizado.