Hoy: 10 de noviembre de 2024
Un estudio reciente revela que incluso si se detuviera de inmediato y por completo el calentamiento global, el volumen de hielo en los Alpes disminuiría en un 34% para el año 2050, en tan solo 26 años.
Sin embargo, según predice un nuevo modelo informático desarrollado por científicos de la Facultad de Geociencias y Medio Ambiente de la Universidad de Lausana (UNIL), en colaboración con la Universidad de Grenoble, ETHZ y la Universidad de Zurich, si la tendencia observada durante los últimos 20 años continúa al mismo ritmo, casi la mitad del volumen de hielo se habrá perdido.
Este escenario, elaborado mediante algoritmos de aprendizaje automático y datos climáticos, plantea la teórica detención del calentamiento en 2022. No obstante, los glaciares seguirán experimentando pérdidas debido a la inercia en el sistema clima-glaciar. Aunque esta predicción representa el escenario más optimista, está lejos de ser realista, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando globalmente.
Una proyección más realista del estudio muestra que, sin cambios o medidas drásticas, si persiste la tendencia de derretimiento de los últimos 20 años, casi la mitad (46%) del volumen de hielo de los Alpes habrá desaparecido en 2050. Esta cifra podría incluso aumentar hasta el 65%, si extrapolamos los datos de la última década.
A diferencia de los modelos tradicionales, que realizan estimaciones para finales de siglo, este nuevo estudio, publicado en Geophysical Research Letters, considera un plazo más corto, facilitando la comprensión de su relevancia en nuestras vidas y, por ende, promoviendo la acción, según señala la Universidad de Lausana en un comunicado.
Estas estimaciones adquieren mayor importancia, ya que la desaparición de kilómetros de hielo tendrá consecuencias graves para la población, las infraestructuras y las reservas de agua. Samuel Cook, investigador de la UNIL y primer autor del estudio, destaca que “los datos utilizados para construir los escenarios se detienen en 2022, año que siguió a un verano excepcionalmente caluroso. Por lo tanto, es probable que la situación sea incluso peor que la que presentamos”.
Las simulaciones se llevaron a cabo mediante algoritmos de inteligencia artificial. Los científicos emplearon métodos de aprendizaje profundo para entrenar su modelo en conceptos físicos y lo alimentaron con datos climáticos y glaciológicos reales. El profesor Guillaume Jouvet, coautor del estudio, destaca que “el aprendizaje automático está revolucionando la integración de datos complejos en nuestros modelos. Este paso esencial, antes notoriamente complicado y costoso desde el punto de vista computacional, ahora se está volviendo más preciso y eficiente”.