El audio de un preso describe el dramático final del compañero que murió «como si fuera un perro» en su celda de Meco: «Tenía los labios morados y no movía las manos»

22 de enero de 2025
3 minutos de lectura
Pepe Comerón
Pepe Comerón, tercero por la izquierda, junto a miembros del Colegio de Abogados de Madrid. / Icam

El director Pepe Comerón fue recibido con gritos de «asesino» cuando acudió al módulo 12 para decir que la muerte obedeció a causas naturales, un infarto, dijo. La familia estudia interponer una querella por desatención médica

Justo arriba de estas líneas figura el audio grabado por un preso en el que este describe con detalle el triste y dramático final que le tocó vivir la víspera de Reyes Magos al interno Juan Antonio Aparicio Gómez, de 45 años, en la cárcel que dirige el polémico director Pepe Comerón.

Murió, solo, en su celda de la prisión de Alcalá Meco, clamando a los funcionarios, mientras tuvo fuerzas, que le llevaran a un hospital. «Es una gripe, no es nada», le dijeron estos. No había médico ese día en una prisión que alberga a más de 700 presos.

«Murió como si fuera un perro«, según señala el interno en la grabación y confirmaron otros internos a FUENTES INFORMADAS. Estuvo más de 24 horas muy enfermo. Apenas podía ponerse en pie.

Sus padres, que viven en Alcalá de Henares, están indignados. Y estudian interponer una querella contra la dirección por el trato inhumano que implica que no hubiera un médico físicamente en el centro y que los funcionarios, a la vista de su estado, pues no podía mover ni las manos, no le llevaran a un hospital, como balbuceante pidió el interno mientras tuvo aliento.

Indignación

La noticia de su muerte se extendió rápido por el centro y desató la indignación entre los compañeros de su módulo, el número 12 de Alcalá Meco.

El director, Pepe Comerón, cuya gestión y trato tanto a los internos como a muchos de sus familiares roza la prepotencia y la ausencia de empatía, según han confesado algunos de ellos a este digital, acudió muchas horas después de la muerte al módulo 12, que alberga la celda en la que murió Juan Antonio Aparicio. Fue recibido por los internos del módulo con gritos de «asesino» y «maltratador».

Sabían, algunos incluso fueron a verle a su celda, del mal estado en que se hallaba y de que, aunque lo pidió varias veces, no le llevaron a un hospital.

Sobre esta muerte informó este periódico el pasado 7 de enero, tras haber requerido telefónicamente a Pepe Comerón para que explicase las circunstancias de la muerte. Señaló que “no tenía nada que decir” al respecto.

En el módulo 12, a los presos que quisieron oírle, les dijo, según han informado algunos, que la muerte era natural. Sufrió un infarto, soltó el alcaide/director a los internos, según cuenta el autor de esta grabación. Aparicio estuvo dos días muy enfermo. O el infarto fue consecuencia de otras dolencias, que no fueron atendidas, o estas dolencias generaron la crisis cardiaca. O sea, mucho sufrimiento. Y solo en su celda. No había médico.

El testimonio grabado por el citado preso compañero del fallecido, que no tiene desperdicio, da buena cuenta de la pésima asistencia médica que hay en una cárcel con más de 700 presos. Y de la falta de conciencia ante un preso moribundo que pide ayuda médica en un hospital.

Más querella contra Pepe Comerón

Si finalmente la familia de Aparicio se querella contra Pepe Comerón y otros miembros de la prisión por desatención médica, esta acción judicial se sumaría a la que ya está elaborando el abogado Javier Iglesias, en nombre del interno diabético Juan Antonio Flores, contra el director y varios sanitarios de las prisiones de Meco y Navalcarnero, también por desatención médica.

Flores, un deportista al que Prisiones ha machacado su salud, literalmente, estuvo a punto de morir en la prisión de Soto del Real, dispone de una treintena de peticiones de especialistas médicos de hospitales remitidas a la prisión de Meco para que llevase a Flores a sus consultas. La prisión pasó de llevarle en numerosísimas ocasiones, pese a la gravedad de sus patologías, según Sanidad de la Comunidad de Madrid.

Flores sufre ceguera y sordera parcial, se ha quedado cojo, tiene un fémur de titanio y las más dañina de las diabetes, la tipo 1. Estaba sano cuando ingresó en prisión allá por 2018. La desatención médica que sufrió tras salirle un hematoma en una pierna le ocasionaron todas esas dolencias.

Tiene un 75% de discapacidad reconocida por la Comunidad de Madrid. Le pasó en Soto del Real. No murió de milagro. Analgésicos le enviaban los médicos de la cárcel. Estuvo diez días en coma en el hospital Marañón cuando le llevaron in extremis desde la cárcel. Estuvieron a punto de amputarle una pierna.

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