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Un Feijóo seguro y combativo descoloca a un Sánchez que acaba nervioso y sin capacidad de respuesta en el debate cara a cara

El presidente del Gobierno y candidato del PSOE a la reelección, Pedro Sánchez (i), y el candidato del PP a la presidencia, Alberto Núñez Feijóo (d), antes del programa 'Cara a Cara. El Debate'. /EP

El candidato socialista perdió cuando rehusó la oferta de Feijóo de evitar los extremismos por la izquierda o la derecha para que no condicionasen los gobiernos

Ya vendrán los analistas políticos y nos dirán quién ha ganado el debate cara a cara entre el presidente y candidato socialista, Pedro Sánchez, y el candidato del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. Nos darán en detalle los mensajes de uno y otro, los más acertados, los errores, el que mejor jugó con los tiempos y la cámara, si la corbata era adecuada o no, el color de la camisa… Los gestos, la posición de las manos, miradas inoportunas, titubeos…

Ya saben que todas estas cosas importan y se cuidan. Nada se queda al azar y menos cuando este primer y único debate cara a cara para las elecciones generales del 23-J podía ser decisivo para mover el voto de un millón de electores hacía un lado u otro en un momento de campaña en el que los socialistas avanzan y el PP se mantiene estancado.

Nos dirán quién ha ganado y quien ha perdido, pero yo me voy a quedar en el terreno de las sensaciones y así, nada más acabar escribo esto cuando los dos políticos y sus equipos no han abandonado todavía las instalaciones de Atresmedia, donde tuvo lugar este encuentro moderado por los periodistas Vicente Vallés y Ana Pastor, que la verdad, han tenido poco trabajo.

Con las prisas es posible que se cometan errores de apreciación y se me escapen ideas, pero me lanzo y la impresión que me queda es haber visto a un Feijóo que ha sorprendido en el tono y en la forma y ha sido capaz de descolocar al candidato socialista.

Un Feijóo que ataca y desmontaba argumentos ha llegado a poner nervioso a un Sánchez al que he visto incluso tenso, a la defensiva, abrumado por un contendiente que le estaba dando golpes y no sabía pararlos. Sánchez debía pensar para sus adentros “pero si este parecía tonto, cómo me puede estar vapuleando; ¿qué pasa aquí, que yo soy el sanchismo”?

Bueno, él creía que la única forma de hacerlo era interrumpir constantemente cada palabra de Feijóo y lo hizo tantas veces y de manera tan reiterada y cansina que al final me resultó molesto, incómodo, incluso desagradable. Feijóo también recurrió a la interrupción, pero no habló encima de cada intervención y supo respetar los turnos.

Si el candidato Sánchez se la jugaba a una carta en el debate para intentar la remontada en las encuestas, la sensación es que no ha aprovechado la que quizá sea su última y mejor baza para darle la vuelta a las encuestas, y por el contrario hemos descubierto a un candidato ‘popular’ que se mueve bien en el ‘cuerpo a cuerpo’.

Sánchez no ha conseguido proyectar su gestión económica, con aciertos indudables como la subida del salario mínimo, y se ha agarrado al argumento del miedo a un gobierno con Vox que suponga el retroceso de los avances sociales del país, otra de sus bazas. Fue en ese momento cuando Feijóo sacó su as de la manga y propuso al socialista firmar un acuerdo por el que uno y otro se comprometen a respetar la lista más votada, y abstenerse para facilitar la formación de Gobierno sin depender de los extremismos por la izquierda o por la derecha.

Feijóo le hizo una y otra vez la propuesta, que llevaba por escrito, y Sánchez se limitaba a recordar el caso de Sánchez Vara en Extremadura. Dejaba así en el aire la sensación de que prefería pactar de nuevo con sus actuales socios, esta vez Sumar y los independentistas catalanes y vascos, aunque estos últimos mediante acuerdos puntuales.

Creo que aquí Sánchez perdió el debate, cuando rehusó evitar los extremismos para que no condicionasen los gobiernos por parte de Vox, al que tanto criticó, y por parte de Bildu o los republicanos catalanes. Marruecos, los indultos, las mentiras, la ley del ‘solo sí es sí’, la deuda española, y hasta el uso del Falcón estuvieron encima de la mesa y todavía no tengo claro por qué el presidente viaja en Falcón para acudir a un mitin del partido o para asuntos particulares de sui familia, ni que sabe Marruecos de España o de él…

Sánchez salió sonriendo de Atresmedia, pero creo que cuando repase el debate se le borrará de la cara y le entrará la angustia por la oportunidad perdida, tal vez porque se midió con un rival al que esperaba vencer sin despeinarse y le ha salido respondón. Y ganador, porque después de esto veo a Feijóo con un pie en la Moncloa.

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