Hoy: 23 de noviembre de 2024
Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de California en San Francisco ha revelado que las personas que sufren de depresión presentan una temperatura corporal más elevada, sugiriendo la posibilidad de que reducir la temperatura podría tener beneficios para la salud mental.
Publicado en la revista Scientific Reports, el estudio de siete meses de duración examinó a más de 20.000 participantes de 106 países. A través de un dispositivo que medía la temperatura corporal y el autoinforme diario de los síntomas de depresión, los investigadores observaron una correlación directa entre la gravedad de los síntomas depresivos y las temperaturas corporales más altas.
El informe no determina si la depresión eleva la temperatura corporal o si una temperatura más alta es un factor causal de la depresión. Además, no se ha esclarecido si la temperatura corporal más elevada en personas con depresión se debe a una capacidad reducida para autoenfriarse, a una mayor generación de calor a partir de procesos metabólicos o a una combinación de ambos.
La autora principal del estudio, la doctora Ashley Mason, profesora asociada de Psiquiatría en el Instituto Weill de Neurociencias de la UCSF, destacó que los resultados arrojan luz sobre posibles métodos de tratamiento para la depresión. Mason sugiere que el uso de jacuzzis o saunas, que inducen el autoenfriamiento del organismo a través de la sudoración, podría ser beneficioso.
La doctora Mason plantea la intrigante posibilidad de seguir la temperatura corporal de las personas con depresión para personalizar tratamientos basados en el calor. “Irónicamente, calentar a las personas puede provocar un descenso de la temperatura corporal de rebote que dura más que enfriarlas directamente, por ejemplo, con un baño de hielo”, explica.
Este estudio, considerado hasta la fecha el más amplio en su tipo, examina la asociación entre la temperatura corporal y los síntomas depresivos en una muestra geográficamente diversa. Ante las crecientes tasas de depresión en Estados Unidos, los investigadores se muestran entusiasmados por las posibilidades que este nuevo enfoque terapéutico podría ofrecer como vía de tratamiento.