La Federación Turca de Fútbol (TFF) ha anunciado la suspensión de 1.024 jugadores por su presunta implicación en una red de amaño de partidos descubierta a finales de octubre. El caso, considerado uno de los mayores escándalos en la historia del fútbol turco, ya ha llevado a la detención de ocho personas, entre ellas el presidente de un club de Primera División, y al encarcelamiento de siete árbitros. La investigación sigue abierta y apunta a una trama de apuestas ilegales que habría afectado a todas las categorías del fútbol profesional del país.
Entre los jugadores suspendidos figuran futbolistas de los principales equipos de Turquía, incluido el Galatasaray, vigente campeón de liga, y el Besiktas, otro histórico del país. En total, 27 jugadores pertenecen a la Superliga, la máxima categoría, mientras que el resto milita en divisiones inferiores. La TFF ha remitido los casos al Consejo Disciplinario Profesional (PFDK), encargado de analizar las sanciones, y ha iniciado gestiones con la FIFA para obtener una prórroga de 15 días en el mercado de fichajes nacional, con el fin de permitir que los clubes afectados puedan completar sus plantillas.
El escándalo también ha salpicado a los árbitros: 149 colegiados y asistentes fueron suspendidos, y se descubrió que varios de ellos realizaron miles de apuestas en partidos nacionales e internacionales. Uno de los jueces, según los registros, llegó a apostar más de 18.000 veces, mientras que otros 42 participaron en más de mil apuestas cada uno. Estas revelaciones han puesto en entredicho la transparencia y la credibilidad del arbitraje en Turquía, lo que ha llevado a la TFF a reforzar los mecanismos de control interno.
La gravedad del caso ha obligado a suspender temporalmente los partidos de Segunda y Tercera División durante al menos dos semanas. En esas categorías se encuentran implicados 77 futbolistas de Segunda, 282 de Tercera y 629 de Cuarta División. Las autoridades deportivas temen que la red de apuestas ilegales tenga ramificaciones internacionales y han solicitado colaboración a las autoridades judiciales y a la FIFA para esclarecer la magnitud del fraude.
Por su parte, el Galatasaray confirmó que dos de sus jugadores profesionales han sido remitidos al comité disciplinario en el marco de la investigación. El club emitió un comunicado en el que subraya su compromiso con la ética deportiva, la equidad y la protección de la integridad del fútbol turco. Aunque no se han revelado los nombres de los implicados, el caso continúa generando gran impacto en el país y amenaza con sacudir los cimientos del deporte más popular de Turquía.