Donald Trump vuelve a marcar el ritmo del comercio global. Desde la Casa Blanca y junto a la primera ministra italiana Giorgia Meloni, el presidente estadounidense ha lanzado un nuevo guiño a Bruselas: quiere un acuerdo con la Unión Europea antes de que expire la pausa de 90 días en la aplicación de aranceles. Pero sin urgencias. Ni calendario.
“Habrá un acuerdo comercial. Lo espero, pero será un trato justo”, declaró Trump, repitiendo su conocido mantra de «América primero», aunque esta vez con un tono más conciliador ante su aliada europea, según una información de Europa Press.
Meloni, que viajó a Washington con la intención de calmar las aguas transatlánticas, se mostró optimista. «Estoy segura de que encontraremos una solución», dijo, al tiempo que recordó que el diálogo con la UE va más allá de Italia y que la pelota también está en el tejado estadounidense.
Trump evitó concretar fechas, pero el mensaje fue claro: si Europa no cede en ciertos aspectos comerciales, los aranceles podrían regresar. El margen de tiempo es limitado: quedan apenas unas semanas para que termine la tregua pactada.
Meloni, que busca posicionarse como interlocutora fiable entre Washington y Bruselas, ya ha adelantado que invitará a Trump a participar en un encuentro clave con líderes europeos, incluida la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La cita podría marcar un punto de inflexión en la guerra comercial transatlántica.
La reunión entre Meloni y Trump llega justo después del intento fallido del comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, de lograr avances en Washington. La negociación sigue atascada, y la estrategia italiana apunta a desbloquearla desde la diplomacia bilateral.
Con elecciones europeas a la vista y una economía pendiente de estabilización, la UE no quiere una reedición de la guerra comercial de 2018. Pero Trump, fiel a su estilo, sigue jugando sus cartas con ambigüedad calculada.