En medio de un clima político convulso, la sociedad actual se enfrenta a la injusticia de los tres picos.
Cada día me resulta más doloroso tener que señalar los despropósitos del viento cuando llega desfigurado en huracanes. Y en nuestra situación, ahora, no se da abasto para formar escudos de detención ante tanto vendaval fuera de sí. Limito la reflexión de hoy en recrearme con la maravilla sonora del castellano, que me pide combinarla con música de Falla, el Sombrero de tres picos, por ejemplo:
- Primer pico: imputación. Dícese de una manera que tiene la justicia de defenderse ante llamativos agravios de alguien que deben ser analizados… Difícilmente hoy en España podrían encontrarse políticos de izquierda que puedan ser imputados. De la derecha sí, casi todos.
- Segundo pico: amputación. Hablo, no de cortar piernas o manos, como ocurre en innombrables países, sino de quitar sus ideas a los de extrema derecha, que sólo piensan que con Franco se vivía mejor y cosas así.
- Tercer pico: reputación. Es decir, buscar el prestigio de unos grupos o sociedades anónimas, limitadas o repulsivas, que hablan bien de nosotros, y hasta nos votan, si somos capaces de darles cuanto quieren.
Y es que el derecho se puede volver del revés, según y cómo.