Las autoridades birmanas han elevado a 3.471 la cifra de fallecidos por el potente terremoto que sacudió el centro del país. El sismo también se sintió en regiones de China y Tailandia, generando una emergencia regional que ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de rescate.
Junto con las víctimas mortales, se han confirmado 4.671 heridos y al menos 214 personas continúan desaparecidas. Los rescatistas han logrado sacar con vida a más de 650 personas de entre los escombros, mientras que 682 cuerpos han sido recuperados, según una información de Europa Press.
Mientras la junta militar ofrece un balance oficial, otros medios independientes, como Democratic Voice of Burma, reportan cifras más elevadas: más de 4.100 fallecidos y más de 6.000 heridos, en una tragedia cuyo alcance real podría estar subestimado.
El terremoto ha golpeado a un país ya fracturado por la violencia. Desde el golpe militar de 2021, Birmania vive una guerra civil que ha paralizado muchas instituciones y agravado la respuesta ante desastres naturales como este. La catástrofe deja al descubierto no solo la fragilidad del terreno, sino también la del Estado.