Los delincuentes se ganaban a las víctimas haciéndose pasar por empleados del banco consiguiendo las claves y códigos, para posteriormente realizar transferencias de dinero a cuentas de los propios estafadores.
Después de once meses de arduo trabajo y una inversión de 3,1 millones de euros, la Puerta de Alcalá ha resurgido con una nueva apariencia, mostrando todo su esplendor