Hamás liberó el 13 de octubre a los últimos 20 rehenes con vida que permanecían en Gaza, todos hombres. La liberación se realizó a cambio de unos 2.000 prisioneros y detenidos palestinos. Los secuestrados regresaron en distintos estados de salud física y psicológica, y volvieron a sus hogares de forma gradual, una vez recibieron el alta médica.
Según recoge Vanguardia (MX), el grupo islamista también ha entregado 24 cuerpos de los 28 rehenes fallecidos que quedaban en su poder. Hamás argumenta dificultades logísticas para localizar los cadáveres entre los escombros. Israel, sin embargo, lo acusa de retrasar deliberadamente la entrega para aplazar el diálogo sobre el desarme, previsto en la segunda fase del pacto.
A cambio, Israel devolvió a Gaza los cuerpos sin identificar de 300 palestinos. Las familias gazatíes solo han podido identificar 89 de ellos, debido a la falta de recursos y equipos forenses, consecuencia del bloqueo israelí.
Un mes después del acuerdo, el Ejército israelí se ha replegado hasta la llamada ‘línea amarilla‘, controlando más de la mitad de la Franja. Aun así, continúa abriendo fuego contra civiles que se aproximan a sus posiciones.
Desde el 10 de octubre, 242 palestinos han muerto por disparos israelíes y 619 han resultado heridos, según el Ministerio de Sanidad gazatí. Durante la tregua, se han recuperado 528 cuerpos entre los escombros, aunque se estima que unos 10.000 siguen desaparecidos.
Aunque la entrada de ayuda humanitaria sigue siendo muy limitada. Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en un mes de tregua solo han ingresado 5.420 tiendas de campaña, muy por debajo de las 190.000 previstas en el acuerdo.
Los organismos internacionales calculan que Gaza necesita entre 500 y 600 camiones diarios para cubrir las necesidades básicas de su población. Las restricciones impuestas por Israel reducen esa cifra a una pequeña fracción. El Ejército israelí clasifica muchos materiales como ‘de uso dual’, es decir, con posible aplicación militar. Esto impide la entrada de vehículos, repuestos, paneles solares, letrinas móviles, máquinas de rayos X y generadores eléctricos.
Durante este primer mes, el alto el fuego estuvo al borde del colapso en dos ocasiones, la del 19 y el 28 de octubre.
Israel denunció que militantes de Hamás habían atacado a sus tropas en zonas bajo su control, provocando tres muertos entre sus soldados. El grupo islamista negó los hechos, asegurando no tener contacto con sus combatientes en esas áreas.
Como represalia, el Ejército israelí lanzó oleadas de bombardeos en ambas fechas, que dejaron alrededor de 150 muertos. Después, Tel Aviv anunció el restablecimiento del alto el fuego.
Mientras tanto, Cisjordania vive un repunte de la violencia de colonos y tropas israelíes durante la temporada de recogida de aceitunas. Es considerada la más violenta de los últimos cinco años.
Solo en octubre se registraron 1.584 agresiones del Ejército israelí en la zona ocupada. La ONU documentó 536 ataques de colonos, la cifra más alta desde que inició sus registros en 2013. Los incidentes incluyen agresiones físicas, quema de campos, destrucción de olivos y restricciones de acceso a los olivares.
Al mismo tiempo, Israel ha licitado la construcción de 5.667 viviendas en asentamientos ilegales, un 48 % más que el récord de 2018. Esto podría suponer la llegada de 25.000 nuevos colonos a territorio ocupado.
Continúa la tregua en su primera fase, mientras no se entreguen todos los rehenes muertos. La segunda fase contempla la desmilitarización de Gaza, el despliegue de una fuerza internacional de estabilización y un plan de reconstrucción con apoyo de países musulmanes.
Para coordinarlo, se ha creado un Centro Cívico Militar Conjunto (CMCC) en el sur de Israel, donde operan unos 200 militares estadounidenses. Según el acuerdo, Gaza será administrada temporalmente por un comité transicional tecnocrático, apolítico y palestino.
El propio Donald Trump visitó Israel el día de la liberación de los rehenes vivos. También han viajado a la región el vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio, para supervisar el cumplimiento del pacto.
Cabe destacar que el Parlamento israelí solo ha aprobado la primera fase del plan. Esto anticipa nuevas negociaciones para definir la retirada militar y los plazos de aplicación de las siguientes etapas.