Hoy: 2 de diciembre de 2024
Hace apenas una semana, Rodolfo Sancho llegó a Tailandia. El actor aterrizó en Bangkok el 3 de septiembre y, después de varios días en la capital realizando trámites y gestiones burocráticas junto a sus abogados, el miércoles se dirigió a la isla de Koh Samui, donde visitó a su hijo Daniel por primera vez en un mes desde su detención por el presunto asesinato de Edwin Arrieta.
Rodolfo Sancho vio al joven cocinero en tres ocasiones antes de su regreso a España. Adelantó su vuelta debido al temor de que su presencia en Tailandia pudiera crear un conflicto internacional y perjudicar a Daniel, dada la gran atención mediática que había generado.
El domingo, Rodolfo regresó a Madrid con un semblante serio y notoriamente molesto ante la prensa. Optó por guardar silencio frente a las cámaras y dejó en clara su decisión de no volver a hablar con los medios, evitando así revelar detalles sobre sus visitas a su hijo.
No obstante, antes de abandonar Tailandia, el actor conversó con un periodista y compartió sus impresiones sobre la vida de Daniel en prisión. Expresó que se llevó una “grata sorpresa” al encontrar al joven en buenas condiciones.
Rodolfo elogió a las personas que están a cargo de la custodia de su hijo en la cárcel, describiéndolas como “gente tremendamente amable y comprensiva”. Afirmó sentirse “muy tranquilo” al ver cómo su hijo se encuentra en prisión.
Detalló que Daniel tiene acceso a un gimnasio donde entrena, practica boxeo y Muay Thai, actividades que disfruta. Además, está bien alimentado y ha incluso ganado peso. Contrariamente a las descripciones de las prisiones tailandesas, Rodolfo enfatizó que no existe violencia ni presencia de mafia, asegurando que su hijo recibe un cuidado excepcional por parte del personal de la cárcel, quienes se esfuerzan por ayudarlo a adaptarse a su nueva realidad.
El actor expresó su agradecimiento por la comprensión del personal de la prisión de Koh Samui, ya que le permitieron pasar más tiempo con Daniel del que estaba programado. Destacó que las conversaciones entre padre e hijo, así como con los abogados, fueron respetadas en todo momento.
Por último, Rodolfo compartió un gesto especial que tuvo con Daniel antes de su partida de Tailandia: le llevó dulces típicos tailandeses para hacer más ameno su día a día en la prisión, reforzando su tranquilidad y bienestar.