Hoy: 22 de noviembre de 2024
Los investigadores solicitan una regulación que guíe el desarrollo responsable y ético de la robótica biohíbrida, un campo innovador que combina componentes artificiales con tejidos y células vivas, según informa Europa Press.
En un artículo reciente en Proceedings of the National Academy of Sciences, un equipo multidisciplinario de la Universidad de Southampton (Reino Unido), en colaboración con instituciones de Estados Unidos y España, destaca los problemas éticos únicos asociados a esta tecnología y subraya la necesidad de una gobernanza adecuada.
La combinación de materiales y organismos vivos con componentes robóticos sintéticos puede parecer una idea de ciencia ficción, pero este campo emergente está avanzando rápidamente. Los robots biohíbridos que utilizan músculos vivos pueden arrastrarse, nadar, agarrar, bombear y percibir su entorno.
Los sensores fabricados a partir de células sensoriales o antenas de insectos han mejorado la detección química. Incluso se han utilizado neuronas vivas para controlar los robots móviles.
El doctor Rafael Mestre, principal coautor del artículo y especializado en tecnologías emergentes, aclara: “Los desafíos que plantea la supervisión de la robótica biohíbrida no son muy distintos de los que se plantean en la regulación de los dispositivos biomédicos, las células madre y otras tecnologías disruptivas. Pero, a diferencia de las tecnologías puramente mecánicas o digitales, los robots biohíbridos combinan componentes biológicos y sintéticos de formas sin precedentes. Esto presenta posibles beneficios únicos, pero también peligros potenciales”.
Las publicaciones de investigación relacionadas con la robótica biohíbrida han aumentado continuamente durante la última década. Pero los autores descubrieron que, de las más de 1.500 publicaciones sobre el tema en ese momento, solo cinco analizaban en profundidad sus implicaciones éticas.
Los autores del artículo identificaron tres áreas en las que la robótica biohíbrida presenta problemas éticos únicos: interactividad (cómo interactúan los biorobots con los humanos y el medio ambiente), integrabilidad (cómo y si los humanos podrían asimilar los biorobots como órganos o extremidades biorobóticas) y estatus moral.
En una serie de experimentos mentales, describen cómo un biorobot para limpiar nuestros océanos podría alterar la cadena alimentaria, cómo un brazo robótico biohíbrido podría exacerbar las desigualdades y cómo los asistentes biohíbridos cada vez más sofisticados podrían plantear preguntas sobre la sensibilidad y el valor moral.
“Los robots biohíbridos plantean dilemas éticos singulares”, declara por su parte Aníbal M. Astobiza, especialista en ética de la Universidad del País Vasco (España) y coautor principal del artículo. “El tejido vivo utilizado en su fabricación, su potencial de sensibilidad, su impacto medioambiental particular, su estatus moral inusual y su capacidad de evolución o adaptación biológica plantean dilemas éticos singulares que van más allá de los planteados por las tecnologías totalmente artificiales o biológicas”.