Pamplona vivió el pasado abril uno de los episodios más escalofriantes de violencia juvenil en los últimos años. Cinco jóvenes, dos de ellos menores, han sido detenidos por un intento de asesinato brutal en el barrio de Buztintxuri. No solo apalearon a su víctima con saña, también lo grabaron y lo difundieron con orgullo en redes sociales, según una información publicada en Europa Press.
El ataque ocurrió en un garaje, donde los agresores, encapuchados y armados con un bate de béisbol, palos y un cuchillo de cocina, acorralaron al joven y lo golpearon en la cabeza, lo apuñalaron en la espalda y el pecho, y le fracturaron un dedo. Según los investigadores, actuaron “con abuso de superioridad” y de forma “sincronizada y premeditada”.
Días antes del ataque definitivo, ya habían confundido a otro joven con la víctima real y le dieron una paliza similar, lo que demuestra, según la Policía Foral, una conducta violenta sostenida en el tiempo. Fue el aviso de un centro de salud lo que activó la investigación tras atender al joven herido.
Lo más indignante: los agresores colgaron vídeos y fotos del ataque en redes sociales, presumiendo de la paliza como si fuera un logro. Una señal preocupante del grado de deshumanización que rodea a algunos de estos grupos violentos, en los que la agresión se convierte en contenido viral.
Los cinco arrestados, con edades entre 16 y 22 años, forman parte de una banda juvenil con antecedentes por peleas y delitos similares. Tres de ellos han ingresado en prisión y los dos menores han sido enviados a centros tutelados. Todo apunta a un ajuste de cuentas, aunque la motivación concreta aún se investiga.