En medio de la popularidad de los «superalimentos», surge la pregunta de cuáles vitaminas son verdaderamente esenciales y en qué alimentos comunes se encuentran. Aunque algunos alimentos como el kale tienen buena reputación, existen muchas otras opciones accesibles para cubrir nuestras necesidades nutricionales diarias, según El Observador.
La vitamina A, presente en huevos, pescado azul y lácteos, es clave para la visión, la piel y el sistema inmunológico. También puede obtenerse del betacaroteno en vegetales como zanahorias y espinacas. Su deficiencia puede provocar problemas de visión graves, incluyendo ceguera.
Las vitaminas del grupo B comprenden una familia de ocho nutrientes vitales. Entre ellas, la B1 apoya el sistema nervioso, la B9 y B12 son esenciales para la producción de glóbulos rojos, y su carencia puede causar anemia o trastornos neurológicos. Estas vitaminas están presentes en alimentos variados como legumbres, carnes y productos lácteos.
La vitamina C, famosa por su papel en la recuperación de resfriados y heridas, se encuentra en frutas cítricas y otros vegetales. Su deficiencia puede causar escorbuto, una enfermedad antigua asociada a síntomas como encías sangrantes y fatiga, que hoy en día se previene fácilmente con una dieta equilibrada.
La vitamina D es crucial para la salud ósea y puede obtenerse mediante la exposición al sol o a través del consumo de pescado azul, huevos y carne. Su carencia es común en invierno y puede provocar raquitismo en niños u osteomalacia en adultos.
También es importante la vitamina E, que protege las células y está presente en frutos secos y aceites vegetales, y la vitamina K, que es esencial para la coagulación sanguínea y se halla en verduras de hoja verde.
Aunque todos estos nutrientes son importantes, el alimento más completo en cuanto a contenido vitamínico es el hígado, que contiene altas cantidades de vitaminas A, B, D y K. Sin embargo, debe consumirse con moderación, especialmente en personas embarazadas, debido al riesgo de toxicidad por vitamina A.