Que no nos roben la paz

10 de agosto de 2024
2 minutos de lectura
Manos de una anciana y su cuidadora. | Fuente: Europa Press.

Como persona anónima, al final del camino de una vida que comenzó en el mismo año que terminó la Segunda Guerra Mundial, y ante el descalabro mental al que nos están sometiendo a mi generación, expongo por derecho propio mi libre opinión, en ayuda de los que no tienen voz.

Nuestro rechazo hoy, en el siglo XXI, a quienes nos han quitado la paz, la seguridad, y la esperanza en el futuro profesional de nuestros nietos, por consentir esos trabajos tan precarios de sus padres, que les impedirán acceder a carreras universitarias.

Nuestro rechazo por el hecho de habernos convertido en títeres de malhechores, al ser mayores y vulnerables, a tener que salir a la calle por nuestra cotidianidad y costumbres arraigadas para cumplir con nuestras obligaciones y en muchos casos por el hecho de ayudar a nuestros hijos con los nietos, y lo hacemos con el temor de que nos tiren al suelo por robarnos y así convertirnos en personas ya inservibles, para los que queremos y para nosotros mismos.

Nuestro rechazo por consentir que estén en la calle todos esos pederastas, violadores, asesinos, etc. que con esas leyes destructivas aprobadas con aplausos, sonrisas, fotos y brindis por esas mujeres que se nombran “defensoras de las mujeres”. Menuda ironía, parece ser que están muy orgullosas por esas brillantes ideas que las convierten en leyes perniciosas para todos los ciudadanos.

Nuestro rechazo al miedo que nos hacen sentir a los padres y familiares ante la inseguridad de nuestras chicas y chicos adolescentes por miedo a ser atacados por cualquier grupo de indeseables, al no tener los medios de control adecuados en una sociedad moderna y dejar que se instale la ley de la calle.

Nuestro rechazo por hacer que no creamos en la justicia ante las incongruencias que estamos viviendo expectantes y asombrados. Sentencias firmes que ahora dicen que los jueces dictaron por acusaciones falsas y que convierten a aquellos acusados en inocentes sin dar cuenta del dinero volatilizado.

Nuestro rechazo más enérgico a las mentiras de hombres y mujeres que cobran con nuestros impuestos por aferrarse a un poder que les hemos dado prestado, y las ponen en práctica sin la más mínima vergüenza ante toda la sociedad por el servicio a quien les proporcionó el puesto.

Nuestro rechazo a esa sociedad que están creando sin respeto ni dignidad con una falta total de valores, que la pretenden implantar en nuestros jóvenes en detrimento total de las nuevas generaciones.

Por todo esto tan lamentable y detestable, como ciudadanos respetuosos con las instituciones y las leyes establecidas, hasta ahora no entendemos cómo esas sentencias se transforman en gracias y libertad. ¿Cómo queda la eficacia y credibilidad de los jueces que dictaron las sentencias?

Queremos vivir como antes, creyendo en las instituciones, esas que nos proporcionaban paz, armonía, seguridad y fé en esa justicia en la que creíamos sin reproche alguno. Cuando no existían los cambios de opinión, o mejor dicho, mentiras arriesgadas con un propósito. Deseamos como ciudadanos que nos creíamos libres.

SER Y SENTIRNOS LIBRES. NO QUEREMOS EL REGRESO DE AQUELLA NEFASTA CENSURA ¡¡PERDEREMOS TODOS!!

SOMOS PERSONAS CON MÁS DE TRES CUARTOS DE SIGLO A NUESTRAS ESPALDAS Y DESEAMOS A LOS QUE NOS SOBREVIVAN ESA PAZ QUE DISFRUTÁBAMOS Y QUE LA ESTÁN DESTROZANDO.

3 Comments

  1. Pues si, cuando ya los de mi generación pensábamos que todas las viejas costumbres y leyes estaban pasando, ahora resulta que no sabemos qué decirles a nuestros nietos, que con tantos esfuerzos están sacando sus cursos, porque quieren ser, médicos, policías, o investigadores, que para que? no tendrán ni una plaza decente ni un sueldo del que pueden vivir dignamente. Cuando pensábamos, los mayores, que por lo menos teníamos S. S. resulta que conseguir una cita médica es toda una odisea.
    No quiero pensar que va a ser de la vejez de nuestros hijos, los que ahora están trabajando sin ninguna perspectiva.
    No quiero darle más vuelta a esta catástrofe porque afecta a mi salud y mi médico no tiene cita hasta Dios sabe cuando

  2. Tene razón Isabel, Mu agrsdecida por tu respuesta.
    Esto es solo derecho al pataleo.
    Todos los días la misma historia y cada dia peor.
    Conseguir cita primero con tu medico es una odisea y con tu cita en el bolsillo y a esperar el dia que te toque.
    ¿Esta era la España de las oportunidades?
    Lo que mejor funcionaba se lo han fundido La Seguridad Social.
    Con estos es una autentica quimera esperar algo veneficioso psrs los ciydadanos.

  3. No alcanzo a entender la pasividad que hemos adoptado los españoles. Esos que ante cualquier abuso salíamos a la calle a apoyar a la persona desfavorecida, incluso cuando eran víctimas de un terrorismo que reinaba en España y que se cobraba vidas en cualquier punto de nuestra geografía y todos sentíamos que el problema era de todos, no solo del País Vasco. Y ahora es una sociedad que no es capaz de defenderse a sí misma, ni de proteger lo que tanto esfuerzo costó a otros, porque no lo pone en valor. Supongo que hemos pensado que lo que éramos vino solo, no fue buscado y trabajado por personas que sin intereses personales , trabajaron por hacer de este país un lugar de orden, paz y justicia. Lo que no cuesta, no se valora. Esto nos costará muy caro y entonces pondremos en valor lo que fuimos, cuando toquemos fondo.

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