¡Qué feo Álvaro, que feo todo esto y qué mal huele todo!

26 de noviembre de 2024
2 minutos de lectura
¡Qué feo todo esto Álvaro, y que mal huele todo!
El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, durante un acto. /EP

¡Qué feo es que un fiscal general se dedique presuntamente a cometer delitos! Y Álvaro García Ortiz, digo presuntamente por cumplir con los preceptos y las formas que tu te has pasado por el forro de los mismísimos cuando filtras información privada de un ciudadano particular que, al ser el novio de la presidenta madrileña, servía para atacarla a ella. ¿Qué por qué te tuteo? Debe ser porque no me inspiras respeto.

Un informe de la Guardia Civil revela que el fiscal general tuvo una “participación preeminente” en la filtración interesada de datos reservados de la pareja de Ayuso. Esto, traducido al cristiano quiere decir que quien debía ser el guardián de las esencias de la justicia en España se dedicó a urdir, a maniobrar, presuntamente, eso sí, para hacer daño de manera directa e indirecta a un rival político de Pedro Sánchez y del Gobierno. Más que nada porque Sánchez le tiene mucha manía a Ayuso, un grano en el culo que le saca de quicio.

¡Qué mal huele todo Álvaro! Por donde pasas el tufo a chanchullo no deja respirar y la imagen de mamporrero socialista choca con la cara de tipo intelectual, risueño, irónico y crecido que portas cuando te paseas por los pasillos de la oficialidad judicial y política, aunque quizás sea cosa de las gafas, que visten mucho y quizás te dejan ver una realidad diferente de cómo hay que hacer las cosas como Dios manda.

Fuentes Informadas publica hoy el informe íntegro de 47 páginas elaborado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en el que realiza un relato cronológico de “todas las comunicaciones entre la fiscal jefe provincial, Pilar Rodríguez, con otros miembros de la Fiscalía en relación con los hechos investigados” que ratifican que efectivamente hay razones para que el Tribunal Supremo investigue lo ocurrido y se depuren responsabilidades.

¡Qué feo don Álvaro! ¿Cómo se le ocurre entregar una institución como la Fiscalía General a menesteres tan poco honorables y manosear la justicia en favor político?

Alguien que se apellida García Ortiz, que lleva gafas Windsor (también conocidas como gafas de té o gafas de abuela redondas), se echa ‘patrás’ cuando habla, es amiguete -que diría Santiago Segura- de Pedro el guapo y está imputado por el Supremo debería estar dimitido ya. O destituido porque él no se da por enterado y ahí sigue.

¡Qué feo Álvaro, qué feo todo esto de maniobrar contra el artículo 124 de la Constitución que consagra el principio de ejercer sus funciones “conforme a los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica y con sujeción, en todo caso, a los de legalidad e imparcialidad”! ¿Recuerdas Ortiz cuando prestaste juramento del cargo con la promesa de guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y desempeñar fielmente las funciones fiscales” conforme al Artículo 45 Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal?

Otra historia, que en realidad es la misma, es la que tiene de ‘prota’ al secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, citado para el próximo viernes 29 de noviembre a las 10 de la mañana en la causa de García Ortiz. Pero esta es otra historia y merece cariño y mimos en otra crónica. Prometido.

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