Hoy: 10 de noviembre de 2024
La Universidad de Almería y el Instituto Benaki de Fitopatología (Grecia), a través de un equipo de investigación internacional, ha propuesto el uso de pulseras de plástico en las colmenas de abejas para medir la contaminación ambiental, según Europa Press.
Era necesario extraerlos de sus colmenas y analizarlos en el laboratorio, aunque ya se conocía la utilidad de estos insectos para detectar distintos contaminantes del aire, como los hidrocarburos o los microplásticos.
La propuesta de los investigadores sirve para introducir un muestreador o captador pasivo en las colmenas, es decir, un dispositivo que recoja el máximo número de contaminantes posible sin tomar muestras apícolas.
Factores como el cambio climático y el empleo constante de combustibles fósiles hacen necesario que los científicos realicen evaluaciones periódicas de la calidad del aire. Por ejemplo, si hay concentraciones más elevadas de agentes contaminantes, los expertos pueden proponer intervenciones para reducirlas.
Normalmente, la obtención de estos datos en tiempo real y es una tarea compleja y costosa, que requiere el uso de sensores y otras herramientas que deben instalarse en distintos puntos geográficos.
Para abaratar y simplificar este proceso, el grupo de investigación Residuos de Plaguicidas de la Universidad de Almería ya estableció que las abejas de la miel (Apis mellifera) sirven como biomonitores de distintos contaminantes en un radio de exploración de unos ocho kilómetros desde sus colmenas mediante la captación en sus cuerpos de estos agentes nocivos, que llevan de vuelta hasta la colmena.
“Ahora proponemos otros captadores pasivos que nos permitan identificar hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAH, por sus siglas en inglés) y seguir utilizando las abejas como centinelas del aire, pero sin que ello implique impactos negativos en la colonia”, explica la investigadora de la Universidad de Almería María Murcia, según un comunicado de la Fundación Descubre.