Más de 22 millones de mujeres muy jóvenes se ven obligadas a matrimonios forzados en los que son sometidas y carecen de derechos

19 de diciembre de 2025
6 minutos de lectura
Sara (nombre ficticio), fue abusada por su marido y su suegra después de un matrimonio forzado / BBC

En América Latina y el Caribe, una de cada cinco mujeres se casa o se une antes de los 18 años

Aislada, sola y sin recursos, Sara tenía 21 años cuando se vio atrapada en un matrimonio forzado en Pakistán que pronto se volvió abusivo. Relata que se sintió completamente indefensa frente al hombre con el que fue obligada a casarse.

“Solía prender un encendedor en mi cara para asustarme y me decía: ‘Te voy a quemar’”, recuerda.

Según cuenta, el comportamiento controlador de su marido empeoró cuando fue trasladada a Reino Unido en 2022 para vivir con los padres de él. Lejos de la vida matrimonial feliz que su familia le había prometido, Sara asegura que fue víctima de agresiones físicas y psicológicas, mientras sus suegros la obligaban a trabajar en condiciones de servidumbre.

Asimismo, el matrimonio forzado se define como una unión en la que una o ambas personas no dan su consentimiento y en la que se recurre a la presión, la coerción o el abuso para obligarlas a casarse. Se trata de un fenómeno global. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo de 2021, el último año con cifras disponibles, estimó que alrededor de 22 millones de personas en el mundo vivían en matrimonios forzados.

Según recoge El Observador, en América Latina y el Caribe, una de cada cinco mujeres se casa o se une antes de los 18 años. Según datos de Unicef de 2023, esto ocurre con mayor frecuencia en uniones informales no registradas que en matrimonios legalmente formalizados. Aun así, las organizaciones especializadas advierten que la verdadera magnitud del problema es probablemente mucho mayor de lo que reflejan las estadísticas disponibles.

En Reino Unido, el matrimonio forzado fue tipificado como delito en 2014, en el marco de la Ley de Conducta Antisocial, Delincuencia y Vigilancia Policial. La legislación contempla penas de hasta siete años de prisión. El año pasado, de acuerdo con cifras de la Fiscalía de Inglaterra y Gales, se iniciaron 30 procesos judiciales por este delito, que derivaron en 16 condenas. No obstante, organizaciones benéficas como Karma Nirvana sostienen que estas cifras no reflejan la dimensión real del problema ni el número verdadero de víctimas.

Karma Nirvana, una organización sin ánimo de lucro con sede en Derby, afirmó haber recibido 624 llamadas a su línea de ayuda el año pasado. Esta cifra es casi el triple de las 229 registradas por la Unidad de Matrimonios Forzados del Ministerio del Interior británico en el mismo periodo.

Para proteger su identidad, el nombre de Sara ha sido cambiado y no se revela la localidad del Reino Unido a la que fue llevada. Era la primera vez que estaba en el país y apenas lo conocía y no hablaba el idioma. Recuerda que familiares y amigos intentaron tranquilizarla asegurándole que tendría una “vida mejor”. Durante las primeras semanas, el matrimonio pareció funcionar.

“Luego, poco a poco, empezaron las restricciones: ‘No salgas, no hagas esto, no hagas aquello, no trabajes, quédate solo en casa’”, relata.

Sara añade que le decían que sería violada o asesinada por británicos si alguna vez abandonaba el hogar conyugal.

“Me dijeron que en Reino Unido no podía salir, que si lo hacía sola me violarían. ‘No salgas sola, ni de día ni de noche’, me insistían”, cuenta.

Con el tiempo, se encontró viviendo una vida que describe como de servidumbre. Asegura que su suegra la obligaba a realizar todas las tareas domésticas y no le permitía salir de casa. Dice que la llamaban “criada” y “sirvienta”. La situación se deterioró aún más cuando su marido comenzó a ejercer violencia física.

“A veces me tiraba cualquier cosa encima, me empujaba. En ocasiones, me pateaba”, afirma.

El punto de quiebre llegó cuando descubrió que su marido y su familia habían desconectado el wifi de su teléfono. Sin acceso a internet, sin poder comunicarse con amigos o familiares y sintiéndose completamente sola, decidió preguntarle a su marido por qué no podía conectarse.

Brutal respuesta

“Me sujetó del cuello. Me empujó contra la pared. Me golpeó tres o cuatro veces en la cabeza”, relata.

Antes, asegura, le había lanzado el mando de la televisión y las llaves, golpeándola en la cara. Dice que empezó a asfixiarse y pensó que iba a morir. Su suegra presenció la agresión y, según Sara, le insistía en que debía permanecer callada.

“Esa noche mi marido durmió cerca de la puerta para que yo no me marchara”, recuerda.

Aterrada, con el rostro hinchado por los golpes, pasó la noche llorando. Finalmente, al amanecer, reunió el valor para pedir ayuda.

“Así que no sé cómo lo hice, pero a las seis de la mañana, tras pasar toda la noche llorando y dándole vueltas, llamé a la policía”, explica.

Cinco minutos después, escuchó a los agentes llamar a la puerta. Uno de ellos subió las escaleras y la encontró acurrucada en un rincón de la habitación.

“Cuando llegó y me vio, yo temblaba muchísimo. Tenía frío, el corazón me latía muy rápido y la presión arterial me bajó”, recuerda.

La policía la sacó de la casa y la trasladó a un albergue en Leeds, en el norte de Inglaterra. Era diciembre de 2022. Su marido fue arrestado, pero Sara decidió no seguir adelante con acciones legales. Asegura que temía por la seguridad de su familia en Pakistán. Él no fue acusado formalmente de ningún delito.

Más adelante, Sara se divorció. El proceso se completó en julio del año pasado. Afirma que no quiso regresar a Pakistán porque las mujeres divorciadas están estigmatizadas y porque temía que la obligaran a casarse nuevamente.

“Lo que ocurre con los familiares es que, de una forma u otra, te vuelven a casar”, explica.

Actualmente, Sara tiene residencia permanente en Reino Unido. Está aprendiendo inglés y reconstruyendo su vida en Derbyshire, en la región central de Inglaterra. Desde allí, lanza un mensaje directo a quienes imponen matrimonios forzados. Afirma:

«Al tener un matrimonio forzado, le estás arruinando la vida a la otra persona. No es que solo la vida de una mujer esté arruinada, la de los hombres también. Primero deberíamos reflexionar sobre ello, verlo, comprenderlo»

Sara es una de las muchas víctimas de matrimonio forzado que viven en Reino Unido. Sin embargo, actualmente no existen cifras fiables que indiquen cuántas personas se ven afectadas. Para abordar esta carencia, el Ministerio del Interior anunció que pondrá a prueba un estudio de prevalencia destinado a analizar la extensión del matrimonio forzado, como parte de un conjunto más amplio de medidas contra los abusos relacionados con el llamado “honor”.

Además, el ministerio trabaja con académicos de la Universidad de Nottingham y la Universidad de Birmingham para desarrollar una herramienta de recopilación de datos. La profesora Helen McCabe, especialista en teoría política en la Universidad de Nottingham, forma parte del equipo.

“Recomendamos al gobierno lo necesario que es tener los datos actualizados”, afirma McCabe.

Según explica, este será el primer estudio de prevalencia de este tipo en Inglaterra y Gales. Podría ayudar a determinar cuántas personas están afectadas, si el fenómeno está aumentando y qué cambios en las políticas públicas serían necesarios para reducirlo. Concluye:

«A menos que sepamos cuántas personas se ven afectadas o tengamos datos de referencia sobre cuántas personas están involucradas, no podemos determinar si la policía, la Fiscalía de Inglaterra y Gales o cualquier otra entidad deberían cambiar sus prácticas»

Planea el Ministerio del Interior ampliar este estudio piloto para probar y perfeccionar la herramienta, que también medirá la mutilación genital femenina. Se espera que el proyecto concluya en marzo y que sirva para dimensionar el problema e identificar los recursos necesarios.

En un comunicado, la ministra de Protección y Violencia contra las Mujeres y las Niñas, Jess Phillips, afirmó:

«Este gobierno está introduciendo cambios en las leyes y otras medidas para abordar esta forma debilitante de abuso y para establecer una dirección clara para el personal de primera línea: deben tratar estos delitos con la seriedad que merecen. Mi mensaje a quienes cometen estos delitos es simple: los llevaremos ante la justicia»

No olvides...

Miles de agricultores colapsan Bruselas por los recortes de la PAC y el acuerdo con Mercosur

La intensidad de las protestas provoca el desalojo de algunos edificios del Europarlamento…

El PP exige a Interior investigar «el robo» de votos por correo y cree que hay interés en «alterar» el resultado en Extremadura

Durante la noche del miércoles fueron robadas papeletas depositadas en la oficina de Correos de Fuente de Cantos…

León XIV critica la idolatría del dinero y asegura que el verdadero tesoro «no está en las cajas fuertes», sino «en el corazón»

El pontífice vincula la acumulación desmedida de capital con consecuencias humanas y ambientales…

Caos en el Congreso de México: peleas, empujones y gritos en pleno debate

Las cámaras captaron cómo diputadas del bloque oficialista y de la oposición comenzaron a enfrentarse físicamente justo detrás del presidente…