Activados por la ola de calor, con termómetros de hasta 45 grados en algunas comunidades, que azota a España desde hace más de una semana y que la Aemet acaba de prorrogar hasta el próximo jueves 14, millones de turistas nacionales y extranjeros se han lanzado este fin de semana sobre los casi 8.000 kilómetros de costa del país para sobrellevar los sofocos climáticos.
Muchas playas quedaron abarrotadas, sin apenas espacio para colocar las sombrillas, y con los aparcamientos adyacentes completamente saturados. Este año, España prevé un nuevo récord de turistas. Los hoteles cercanos al mar están casi al completo y, en no pocos casos, los precios “hacen su agosto”.
Este domingo, por ejemplo, en Vigo (Galicia), no se encontraba una habitación de hotel mínimamente confortable por menos de 110 euros, y las situadas junto a la costa, como en la playa de Samil, resultaban todavía mucho más caras.
La extensa playa de América, en Baiona, cerca de Vigo, era un mar de sombrillas y veraneantes. Apenas cabía una sombrilla más este domingo. Como compensación, una pequeña brisa fresca procedente del Atlántico ayudaba a combatir el Lorenzo estival. Galicia es diferente.