Periodistas contra periodistas

Periodistas enfrentados, ciudadanos contra ciudadanos, tertulias callejeras que casi llegan a las manos. Amigos desde hace muchos años que se enfrentan por discusiones políticas que se han ido creando, en respuesta a la falta de verdad de los políticos en estos últimos tiempos.

Cuando con las mentiras arriesgadas se crean leyes y el director de orquesta dirige a sus músicos, con dictados firmes ,y no admite un cambio en la armadura y sin transcripción, pretendiendo crear una armonía imposible.

Todo por la debilidad del que entra en el juego de cambiar esas partituras que son únicas para quedarse con el mejor compás y adaptarlo a sus malas composiciones, por ser mucho más ambicioso que ellos.
Los cobardes suelen actuar así, por miedo a la verdad después de un cúmulo de mentiras practicadas continuamente.

¡Su máxima es engañar para continuar!

Buscamos en muchos medios y escudriñamos noticias para poder contrastar y estar, más o menos, informados. Para eso necesitamos una prensa libre, de un lado, de otro y del medio.

Suele ser la información en redes el primer acto que ejercemos con curiosidad muchos ciudadanos con motivaciones y ganas de saber que está ocurriendo en España y en el mundo.

Esperamos información en esas ruedas de prensa y nos encontramos con periodistas activistas, a favor de la obra del director, con preguntas preparadas de antemano, que no son las que nos interesan a los ciudadanos. Solo queremos respuestas sobre esos casos oscuros y vergonzosos con unos protagonistas que quieren ocultar a toda costa, haciendo lo que sea para impedir que la verdad salga a la luz.

Nada de lo que concierne a la tranquilidad de los miles de ciudadanos se resuelve, pues quien debe responder lo hace con un gesto de magnanimidad, mientras mentalmente visualiza un gesto con su dedo central y se larga.

Sería capaz de hacerlo en vivo y en directo. El narcisismo le impide ver la realidad del lugar que ocupa.
Se vio en el besamanos con el rey, que se colocó a su lado, por su complejo de superioridad y poder que pretende demostrar a toda costa.

Esto ocurre al creerse por encima del bien y del mal y lo demuestra sin ningún escrúpulo, además lo hace con ostentación y premeditación.

Él es, el Poder. Él es, el Estado. Él es, Apolo. Incluso se siente como Hércules, por su fuerza, y podríamos continuar con divinidades mitológicas. Él se siente su representante en la tierra, sobre los pobres mortales.

Su gran amor, como él ha escrito en carta a los españoles, su compañera. Ella es la etxekoandre, como vasca en castellano significa: el ama, la dueña de la casa, patrona, madre de familia, dueña de las llaves, “qué me vas a decir”.

Él, en los grandes eventos, se crea mentalmente una corona de laurel, por creerse el único triunfador, y como él ha dicho en alguna ocasión “el puto amo.”

Hoy han convertido a los ciudadanos en meros bultos, sin cara, sin vida, sin voz, son como zombis. Nos dejan “meter” votos en unas urnas transparentes, cada cuatro años, para demostrar al mundo que somos muy libres y muy demócratas, aquí todo es mucho más, que los demás. Luego, nos quedamos cortos y somos menos, mucho menos, y nos quedamos por debajo de la media.

Es patético y vergonzoso cómo cambia de nombre situaciones denigrantes, ese avatar que nos invade, y como las valorará, con su arte aprendida en otros países para implantarla aquí, con esas famosas peroratas de un charlatán sin escrúpulos.

Muchos periodistas dan cera para continuar y crean sin escrúpulos auténticas víctimas en sus lectores, en manos de un sistema creado para la gloria y el bienestar de un director y su amplia familia, amigos y ayudantes necesarios para un juego de un trilero, que nunca mete la bolita dentro de uno de los vasos, para crear un juego limpio. Y no un juego de tramposo.

Cuando se es capaz de no levantarse al paso de la bandera de otro país y mostrarse a conciencia, ante la prensa y las televisiones, con las manos en los bolsillos ante el Rey con total chulería, aparte de demostrar su falta total de educación y de no saber nada de protocolo, “qué malos consejeros debe tener para no enseñarle lo básico del tratado de buenas maneras”.

Pasarán a la historia todos ellos, con deshonor, precedidos por quien les compró su honestidad, pagándoles con puestos muy importantes y con el dinero de todos, esos que lo han ganado con su trabajo.

Aparecerán en ese álbum sus fotografías, sin retocar, con su auténtica cara.
Quedarán para la historia como la orquesta más disonante y su director con la batuta en la mano, a modo de cetro real. Si no fuese por la dolorosa realidad que vivimos, sería solo un chascarrillo, pero lo estamos sufriendo.

Nuestro más firme respeto y admiración a esos verdaderos periodistas que nos informan con verdades contrastadas. Sois nuestros necesarios informadores para saber dónde nos intentan arrastrar y dónde de verdad, estamos.

Tenéis en vuestras manos, el poder de la comunicación.
¡No lo olvidéis!