Los cuatro años que viví en Rosario los he presentado siempre como paradigma de felicidad, respeto, comunión, regalo y generosidad… ¡Cuánto me hubiese gustado prolongarlos! Aún conservo, después de tantos años, amigos tan limpios y fieles como aquellos rosarinos que se desvivieron
Que el mundo mire y admire la grandeza de la religión católica, capaz de soportar la indecencia de una burla que, por el amor de la propia doctrina, no tendrá consecuencias.
El irlandés Rhys McClenaghan, se colgó la medalla de oro en el caballo con arcos después de sumar 15.533 por delante de los 15.433 del kazajo Nariman Kurbanov