En San Petersburgo, las fuerzas de seguridad han dispersado a decenas de personas que han acudido al monumento de la represión política en Voskresenskaya
Si hubiesen leído los Sonetos del amor oscuro, de Federico García Lorca, les habría llegado a los carceleros o a los responsables de la seguridad en la prisión de Estremera, el llanto silencioso del poeta: “Oye mi sangre rota en los violines”