El ministro responde a las acusaciones “partidistas” y defiende que “nunca ha habido en España un mejor servicio ferroviario”
Óscar Puente, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, ha admitido que en agosto casi el 80% de los trenes Avril sufrieron retrasos, lo que contrasta con el porcentaje del resto de materiales, que “apenas llega al 25%”.
A este respecto, ha puesto el foco en las obras que se están llevando a cabo en las infraestructuras y en Talgo, fabricante de la serie 106 (Avril), frente a quien, ha avanzado, el Ministerio interpondrá una nueva reclamación. Esta será la segunda, tras la presentada contra la compañía por el retraso en la entrega de las unidades.
Además, el ministro ha admitido un contexto “complicado” este verano debido, entre otros motivos, a las obras que vive la red ferroviaria, la falta de material rodante y “la falta de inversiones por parte de gobiernos anteriores”. Por ello, ha pedido disculpas a los usuarios.
Así lo ha trasladado en una comparecencia en el Senado este viernes, convocada a petición del PP para que dé explicaciones sobre las incidencias que se están registrando este verano tanto en la red de cercancías como en la de alta velocidad.
El responsable de Transportes ha desmentido las críticas de la oposición respecto a la operativa ferroviaria, que ha tildado de “partidistas e irresponsables“, asegurando que solo le falta escuchar que “con Franco los trenes iban mejor”.
No obstante, ha centrado el inicio de su intervención en argumentar que el tren “vive en España el mejor momento de su historia”, con récord tras récord de viajeros que han cambiado sus hábitos de movilidad para utilizar cada vez más el tren en sus desplazamientos.
“Nunca ha habido un mejor servicio ferroviario que el que se presta en España en este momento. He escuchado en tertulias hablar de la España del 92 como la referencia en materia ferroviaria. En ese momento solo se movían seis trenes al día por sentido, 4.164 plazas. Hoy, cada día, se mueven en España 532 trenes con 115.000 personas. Por supuesto, los seis trenes que se movían entre Madrid y Sevilla 1992 llegaban a su hora, no tenía gran mérito. Ahora llegan en hora el 76% de esos 532 trenes”, ha explicado.
Desde 2007, la duración del viaje entre Madrid y Valladolid ha pasado de 2h25m a 55m y de Madrid a Málaga, de 5h2m a 2h45m. Desde 2010, en el Madrid-Valencia, de 3h30m a 1h54m, y Madrid-Alicante, de 4h5m a 2h25m. Desde 2015, el Madrid-León, de 3h52m a 2h10m. En 2019, el Madrid-Granada, de 5h55m a 3h23m; en 2022 el Madrid-Badajoz, de 5h43m a 4h23m cinco; Madrid-Burgos, de 3h26m a 1h38m; Madrid-Murcia, de 4h16m a 2h45m; o Madrid-Coruña, de 5h40m a 3h30m, ha detallado, entre otras rutas, poniendo en valor también el incremento de las frecuencias.
Asimismo, ha destacado que el avión ha pasado de representar el 85% de la cuota entre Madrid-Barcelona a solo el 15% actual o que este puente de agosto han viajado un 12% más de personas que hace un año, con trenes ocupados de media al 97%. También ha comparado este 23 de agosto con el mismo día de 2019, subiendo un 67% el tráfico y un 36% la ocupación.
En Chamartín, donde más incidencias se detectan, ha asegurado que el número de viajeros se ha multiplicado por cinco en los últimos cinco años y este año se superará lo que estaba previsto alcanzar en 2040, más de 12 millones de viajeros.
“Con estas condiciones, no ya cuando se produce un incidente grave, simplemente cuando se retrasan 10 minutos tres trenes, la estación no da cabida a tantos pasajeros, por eso se está ampliando. Hay trenes que llevan hasta 1.000 personas o más a bordo. Estamos prestando el mejor servicio posible en las peores circunstancias posibles, en las más difíciles, mientras algunos utilizan imágenes que no se corresponden con la realidad”, ha añadido.
Compromiso de puntualidad
A preguntas de los senadores, Puente ha defendido el cambio en el compromiso de puntualidad de Renfe, que ahora ya no devuelve el dinero por retrasos de 15 o 30 minutos, como en los últimos 30 años, sino solo a partir de una hora de demora.
“Ningún país de Europa tiene un compromiso de puntualidad como el que tenía Renfe ni tampoco el que tiene actualmente. Estamos en un escenario de mucha obra de infraestructura con un sistema muy tensionado y mantener el compromiso del año 92 era un suicidio económico para la compañía”, ha señalado.
Twitter y Ayuso
Ante las críticas de la oposición, que le han echado en cara estar de vacaciones mientras suceden incidencias en la red, Puente ha dicho que el Metro de Madrid se ha inundado este mes, pero no ha visto a nadie de ningún partido político diciendo que el alcalde de Madrid o la presidenta de la Comunidad de Madrid están de vacaciones mientras eso pasa.
“El tiempo que me lleva dedicando Telemadrid estos últimos 15 días es tremendo. La misma atención que me dedican a mí y a las incidencias de cercanías en Telemadrid no se la dedican al Metro de Madrid, que es un ecosistema más fácil de gestionar, pero sufre 59 retrasos diarios. Pero esto no lo verán ustedes en Telemadrid ni en muchos medios nacionales de este país, que se lanzan a por el ministro Puente como si yo estuviera en los túneles haciendo fuerza para parar los trenes”, ha agregado.
También ha contestado a los senadores que le han criticado por hablar en X (antes Twitter), diciendo que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, puede “pasarse el día hablando del presidente Sánchez, de Venezuela o de lo bien que le cae el señor Milei”. “Nadie va a coartar mi libertad de expresión”, ha concluido.
Acumulación de incidencias
La comparecencia de Óscar Puente llega tras una larga lista de averías y retrasos en el transporte ferroviario en los últimos meses. Precisamente este jueves, un Avril registraba una avería técnica en el cambiador de ancho de Taboadela (Ourense), que obligaba a trasbordar a los 500 viajeros que llevaba a bordo y cortaba la circulación entre Galicia y Madrid durante varias horas, al tratarse de un tramo de vía única.
24 horas antes, otro convoy (un Alvia) se quedaba tirado también en Ourense por otra avería, tan solo un día después de que un fallo en la electrificación de la estación madrileña de Chamartín provocase, asimismo, más demoras.