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Opus Dei, una prelatura al servicio del Papa

El Opus Dei se ha convertido en una herramienta eficaz para resolver problemas internos de la Iglesia Católica;

Monseñor Fernando Ocariz Braña, prelado del Opus Dei. (Infovaticana)

El Opus Dei se ha convertido en una herramienta eficaz para resolver problemas internos de la Iglesia Católica; hasta el extremo que el papa Francisco I -aunque subordinó la Obra a la estructura eclesial- ha pasado por alto la ancestral rivalidad entre jesuitas y la prelatura, que cosecha elogios y críticas de religiosos y analistas.

Los supernumerarios, numerarios y cooperantes del Opus Dei están de celebración este viernes porque alaban a San Juan Bautista María Vianney (1786-1859), su Santo Patrono, que fue un presbítero francés, conocido como el Santo Cura de Ars; apreciado por su humildad, aunque trascendió como el más eficaz administrador del rito de la penitencia, responsabilidad que ejerció durante 40 años.

Loa vaticanólogos elogian la capacidad del Opus Dei para apoyar las labores pastorales de la Iglesia y la difusión de su doctrina; pero son reacios a su “manipulación” de adolescentes para captarlos para la prelatura; atendiendo a sus méritos académicos y finanzas familiares; y reconocen la “habilidad” de Monseñor Fernando Ocariz Braña; máxima autoridad de la Obra, para tender puentes e intervenir a pedido del papa en determinadas situaciones.

Ocariz Braña (París, 1944 y donde vivió hasta los tres años) es hijo de un comandante republicano español que, tras perder la Guerra Civil, emigró a Francia y tras su vuelta a España. trabajó como veterinario e investigador biológico en un centro especializado de Madrid, donde ingresó al Opus Dei y llegó a ser supernumerario; pese a que vivió años alejado de la religión.

Una de las señas de identidad de la labor pastoral de Ocariz Braña es la “fidelidad dinámica”, que consiste en conservar el núcleo y el espíritu, pero adaptar formas y mensajes a los nuevos tiempos y quizá esta tesis de Escrivá de Balaguer y sus años como estudiante con los jesuitas faciliten el diálogo con el Sumo Pontífice, que también ha trabajado por superar viejas diferencias entre su congregación y la Obra.a

En julio de 2022, el papa Francisco emitió el motu proprio “Ad charisma tuendum”, subordinando al Opus Dei al Dicasterio para el Clero, ante el cual deberá presentar un informe anual sobre el estado de la prelatura y el desarrollo de su labor apostólica.

Desde entonces, la máxima autoridad del Opus Dei no podrá convertirse en obispo, precisando que era más conveniente instituir una forma de gobierno basada en el carisma que en la autoridad jerárquica, pero ello no ha impedido que el Santo Padre se auxilie en la prelatura más eficaz de la Iglesia Católica, en determinados momentos.

La reforma fue enfocada por una parte de los medios de comunicación como una “degradación” del Opus Dei, pero el propio Francisco I aclaró que se trataba de una reforma que abarcaba a todas las prelaturas personales y manifestó públicamente su “cariño” hacia la Obra, que “tiene defectos como cualquier hijo de vecinos”

El Opus Dei, que nació en España, en 1928, sufrió persecución durante la República, obligando a su líder, José María Escrivá de Balaguer, a refugiarse en distintos lugares para evitar ser capturado por las fuerzas republicanas.

La dictadura franquista cambió la suerte de la prelatura personal, que aprovechó la paz para reorganizarse y expandirse; consiguiendo una notable implantación territorial e influencia política y económica; que alcanzó su cénit con el nombramiento de tres ministros miembros del Opus, que desempeñaron un notable papel en los años conocidos como el desarrollismo; después que Estados Unidos levantara el veto a Franco, en 1959.

Las circunstancias fueron tan favorables, que Escrivá de Balaguer extendió su prelatura personal a Inglaterra, Francia, Italia, Portugal e Irlanda; peso que se consolidaría en 1947 con su reconocimiento como institución de derecho canónico y un año después, con la creación del Colegio Romano de la Santa Cruz; que funciona como la universidad de los miembro del Opus Dei, desde enero de 1990.

El fallecimiento de Escrivá de Balaguer (Roma, 1975), el Opus Dei se internacionalizó; y ya bajo el mandato de Álvaro Portillo, amplió su influencia a Bolivia, R. D. Congo, Costa de Marfil y Honduras, Hong-Kong, Singapur y Trinidad-Tobago, Suecia, Taiwán, Finlandia, Camerún y República Dominicana, Macao, Nueva Zelanda y Polonia, Hungría y República Checa, Nicaragua, India, Israel y Lituania.

Un año negro y punto de inflexión para la prelatura fue 2005, cuando saltó el primer caso de abuso sexual por parte de un miembro del Opus Dei, el sacerdote estadounidense John McCloskey, que se zanjó con una indemnización de $977,000 dólares.

En 2020, el Opus Dei reconoció -por vez primera- un caso de abuso sexual que envolvió al sacerdote Manuel Cociña Abella, miembro de la Obra; que fue condenado por el Vaticano a cinco años sin poder ejercer en ceremonias públicas, por los delitos canónigos de “solicitación” y “imprudencias”; pese a denuncias de la víctima, un hombre chileno, de que el prelado habría querido comprar su silencio.

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