Durante años, el diagnóstico de baja reserva ovárica era sinónimo de un camino difícil hacia la maternidad. Hoy, la ciencia comienza a cambiar esa historia. La doctora Ana Fuentes, especialista del Instituto Bernabeu, explica que los avances en reproducción asistida están logrando rejuvenecer los ovarios y revolucionar la fertilidad femenina.
La tendencia a retrasar la maternidad ha hecho más visible un problema: a partir de los 35 años, la cantidad y calidad de los óvulos disminuye de forma natural. Sin embargo, los nuevos tratamientos buscan aprovechar al máximo cada ciclo y ofrecer alternativas reales a quienes se enfrentan a un diagnóstico complejo.
Entre las técnicas más prometedoras se encuentra la doble inducción de maduración ovocitaria, que aplica dos señales diferentes para mejorar la maduración de los óvulos. Esto permite rescatar ovocitos que antes se perdían y aumentar las posibilidades de éxito en la fecundación. “A veces un solo estímulo no basta, pero con la doble inducción conseguimos que los óvulos completen su desarrollo”, destaca Fuentes.
Otra innovación destacada es la doble estimulación ovárica (DuoStim). Este método obtiene óvulos en dos fases del mismo ciclo menstrual, sin esperar semanas entre una y otra. Así se duplican las oportunidades de conseguir embriones en menos tiempo. “En mujeres con baja reserva, cada óvulo cuenta. No podemos perder tiempo”, subraya la especialista.
La medicina reproductiva actual no busca solo estimular los ovarios, sino entenderlos mejor. La farmacogenética permite ajustar los tratamientos según la genética de cada mujer, optimizando la dosis y el tipo de medicamento. Esto evita intentos fallidos y mejora la respuesta ovárica. España, pionera en integrar la genética en la fertilidad, se ha convertido en referente europeo con más de 167.000 ciclos de fecundación in vitro al año, según Europa Press.
Pero los avances no se detienen ahí. Técnicas como la fragmentación y trasplante de corteza ovárica intentan “despertar” folículos inactivos mediante una reimplantación del propio tejido, reactivando zonas que habían dejado de funcionar. También gana terreno el uso de plasma rico en plaquetas (PRP), que mejora la microcirculación ovárica y estimula la actividad celular.
Historias como la de Claudia, de 37 años, muestran el impacto de estos avances. Tras combinar una doble estimulación con PRP, logró varios óvulos viables y hoy está embarazada. “Pensé que mi cuerpo me había traicionado. Pero la ciencia me dio otra oportunidad”, cuenta emocionada.
La reproducción asistida vive un momento de transformación. Lo que antes parecía el final, hoy puede ser el inicio de una nueva esperanza para miles de mujeres.