El comisionado de la NBA, Adam Silver, lo dejó claro desde Nueva York: “Es el momento de explorar Europa con una liga propia, y lo haremos junto a FIBA”. Con ese mensaje, la NBA abre la puerta a un proyecto que podría cambiar el mapa del baloncesto internacional para siempre.
El plan aún no tiene formato ni calendario definidos, pero ya se baraja una liga con 16 equipos: 12 fijos y 4 por méritos deportivos. Nada está cerrado, pero las conversaciones con clubes y federaciones ya están en juego.
La nueva liga no será exclusiva ni cerrada. Según Andreas Zagklis, secretario general de FIBA, el objetivo es «integrar y no excluir». La idea es sumar al ecosistema actual del baloncesto europeo, no sustituirlo.
Silver reconoce que el sistema abierto europeo tiene fortalezas, pero también carencias. “Queremos lo mejor de ambos mundos”, aseguró, dejando claro que este proyecto arrancará desde cero, aprendiendo de la NBA, Euroliga y ligas nacionales.
Aunque el silbato final aún no ha sonado, la ofensiva ya comenzó. Con el impulso de una marca global como la NBA y la estructura institucional de FIBA, el baloncesto europeo está a punto de escribir un nuevo capítulo.