Hoy: 10 de noviembre de 2024
Los cristianos festejan en Navidad el nacimiento del niño Dios en Belén, que llega al mundo en un humilde establo para salvar a los hombres.
Representa el nacimiento de Jesucristo y se muestra en valores fundamentales como la empatía, la generosidad, el amor y la conexión humana.
Es un corto tiempo de nuestras vidas, un momento temporal que nos brinda la oportunidad de la reflexión sobre cómo actuamos y cómo podemos cambiar actitudes, cómo podemos compartir y mostrar afecto hacia los demás, fortaleciendo nuestros lazos y mostrando compasión en un mundo inerte, acelerado y ocupado.
La Navidad emocional influye en cómo las personas se comportan temporalmente; es común que se muestre una actitud más amable, generosa y considerada durante esta época.
Sin embargo, el cambio real a largo plazo depende de cada individuo y su compromiso con esos valores que manifestamos durante unos días. El ideal es hacer que ese cambio pasajero de la Navidad se convierta en un actitud permanente ante la vida, y con ello, ante los demás.
Es normal que para muchos el ‘adornó’ de la Navidad en nuestra manera de ser se perciba como una farsa porque es fácil dejarse llevar por la presión social, el excesivo consumismo comercial y las expectativas poco realistas.
Es comprensible sentir estrés durante estas fechas, un verdadero quebradero de cabeza que deriva en ansiedad si no podemos afrontar los compromisos y gastos que realmente se nos impone. La verdadera razón debería ser y exclusivamente todo lo contrario: menos luces y más humanidad.
Para afrontar el comienzo de la Navidad, nada mejor que una comunicación abierta: habla con la familia sobre expectativas realistas y cómo pueden celebrar estas fiestas de manera más sencilla y significativa.
Establece un presupuesto razonable para evitar gastos excesivos y estrés adicional, prioriza momentos de conexión y actividades compartidas en lugar de regalos costosos, busca alternativas económicas para regalos, como intercambios o regalos hechos a mano, pero sobre todo vive y siente la Navidad verdadera, conéctese con el espíritu de la generosidad, el amor o la compasión.
Comparte momentos inolvidables con seres queridos y muestras amabilidad y empatía hacia los demás. Así estará cerca de una feliz Navidad y del principio del cambio real y permanente, que es de lo que se trata.