En el capítulo 26 del evangelio de San Mateo, refiere Jesús en su última cena: “El Hijo del hombre se irá, como estaba escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría no haber nacido”… La mayor traición que un hombre puede hacerle a Dios es matar a su hermano. Y ahora este Gobierno, por intereses espurios, como si no hubiera pasado nada, permite salir a la calle a más de 40 asesinos de los que no quiero ni mancharme los dedos escribiendo su nombre. Más les valdría no hubieran nacido.
He contemplado con ternura en muchas ocasiones cómo miran las madres a los hijos recién nacidos por primera vez en sus manos. Yo sé que se preguntan en silencio: “¿Qué será de ellos? ¿Cuánta bondad habrá en su corazón? ¿Qué ofrecerán sus manos?… Las pobres madres de estos etarras asesinos quizá también se lo preguntasen sin imaginar que ya olían a pólvora sus dedos.
El Papa sabe mejor que yo, y mejor que nadie, lo que hace, pero yo no creería en la paz que ofrece un presidente de Gobierno que paga el precio de su silla sacando de la cárcel a quienes deben pudrirse en ella. Y, además, mintiéndonos a todos con la pretensión de un bien común que no existe.
pedrouve