La gestión del PSOE ante las denuncias de acoso sexual contra el exasesor de Moncloa Francisco Salazar ha desatado un profundo malestar entre mujeres socialistas. Varias voces internas han reclamado explicaciones “convincentes” y garantías de que hechos así no volverán a suceder. “No basta con pedir perdón”, advierten.
La exsecretaria de Estado de Igualdad Soledad Murillo ha sido especialmente crítica con el uso del canal interno de denuncias y con la respuesta del partido. Recordó que este mecanismo se creó para tramitar conductas “constitutivas de delito” y para asegurar confidencialidad, no para frenar la vía judicial. También cuestionó la ausencia de la Comisión de Garantías: “¿Dónde está? ¿Qué hace?”.
Murillo denunció además que durante la reunión telemática del PSOE no se dio voz a la federación madrileña, algo que consideró “muy grave”. A su juicio, lo ocurrido afecta directamente a la confianza de las mujeres. “Estamos volviendo al concepto de impunidad. Nadie se ha puesto en contacto con las víctimas. Es impresentable”, lamentó.
La portavoz socialista en la Comisión de Igualdad, Andrea Fernández, también reclamó transparencia total en la gestión del caso. Dijo sentirse “disgustada y muy dolida” y exigió “explicaciones pormenorizadas”. Subrayó la importancia de proteger a las denunciantes: “Quiero que quede muy claro qué ha pasado y que se proteja a las víctimas”.
Otras feministas dentro del partido expresaron su frustración por lo que consideran un “goteo constante” de episodios similares. Criticaron la falta de control interno y apuntaron a la responsabilidad masculina en el partido: “Quiero que sean ellos los que den la cara. Las mujeres socialistas no tenemos que avergonzarnos de nada”, reprochó una de ellas.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, calificó de “asquerosos y deleznables” los comentarios atribuidos a Salazar y pidió ser más rigurosos en la selección de cargos. Aunque defendió que el PSOE actuó con rapidez al apartarle, admitió que el caso “hace un daño terrible a la credibilidad del partido” y ejemplifica “la peor violencia hacia las mujeres”.