La obra cuenta la historia de una joven de 16 años cuyo único pecado fue contrariar a los dioses al resistirse al capricho de Poseidón y provocar con su belleza la envidia de Athenea
El Festival de Mérida ha celebrado este miércoles el estreno más esperado de su 70ª edición con la emocionante puesta en escena de Medusa, protagonizada por Victoria Abril en su regreso triunfal a los teatros españoles. En este espectáculo dinámico y energético, el mito de la gorgona se reinventa para convertir al monstruo de serpientes en la voz de todas las mujeres que han sufrido injusticia.
Un estreno en el que no han faltado numerosos “fallos técnicos” que por momentos han deslucido la función, ante los que el propio director y autor de la obra, José María del Castillo, ha pedido disculpas al público que ha abarrotado las caveas del Teatro Romano de Mérida al término de la fuerte ovación con la que han despedido en pie a los artistas aún sobre el escenario.
La obra, que tiene programadas otras nueve funciones hasta el 11 de agosto, propone una profunda revisión del mito de Medusa, empeñada en esta ocasión en contar su historia, su verdad, la de una joven de 16 años cuyo único pecado fue contrariar a los dioses al resistirse al capricho de Poseidón y provocar con su belleza la envidia de Athenea.
La verdad silenciada de Medusa
La diosa de la sabiduría, encarnada por Mariola Fuentes, lejos de proteger a su sacerdotisa, la castiga dotándola de un monstruoso aspecto y la maldición de no poder mirar a los ojos a ningún otro hombre sin provocar su muerte.
Se presenta así una Medusa víctima de violencia machista y de la envidia, condenada a la soledad de su fría caverna tras un aspecto que le impide mostrar su verdadero interior, que se rebela ante la historia para contar su verdad silenciada durante miles de años.
El semidios Perseo, encarnado por Adrián Lastra, se presenta aquí muy alejado del héroe de la versión tradicional del mito, un ser vulnerable y simple, una marioneta que se mueve al dictado de los dioses.
Un espectáculo multidisciplinar
Todo ello enmarcado en una propuesta multidisciplinar, con números de danza, como el protagonizado por Peter James (Poseidón) y Elisabet Biosca (joven Medusa), o el coro de guerreros, dirigidos por Aleix Mañé, en el que no falta la música y la voz en directo de Ruth Lorenzo, en su estreno sobre las tablas de un teatro, o los acompañamientos del Coro de Cámara de Extremadura.
La escenografía, que firma Mónica Boromello, integra grandes figuras de serpientes para representar la cueva de medusa y un gran oráculo en el que se proyectan imágenes que acompañan el espectáculo, en el que destaca el vestuario de Pier Paolo Álvaro.
Victoria Abril soporta el peso de la representación con monólogos que se integran entre los diferentes números de música y danza, en los que no falta un toque de humor y en los que no duda en romper la cuarta pared para interpelar al público, proyectando así una imagen de cercanía que le permite empatizar con su verdad.
Durante la actuación ha arrancado en varias ocasiones el aplauso de un público entregado desde el principio, y que ha respondido con ánimo ante los alegatos contra la violencia machista y la injusticia sufrida sistemáticamente por las mujeres a lo largo de la historia.
Estreno complicado
En declaraciones a la prensa tras la representación, el director de la obra ha vuelto a referirse a los fallos técnicos y la dificultad que entraña estrenar en un escenario tan complicado como el teatro romano de Mérida en el que solamente han ensayado dos días.
Sin embargo, José María del Castillo ha subrayado la entrega de todo el equipo para sacar adelante una representación que se repetirá desde este jueves al domingo 4 de agosto, y que volverá del 7 al 11 para completar las diez funciones programadas.
Por su parte, Victoria Abril ha reconocido que ha cumplido el sueño de actuar en el teatro romano de Mérida, su verdadero apellido, a pesar de los “problemillas” sufridos sobre el escenario, y ante los cuáles ha prometido que se iría al hotel a “llorar” para volver “divina” a la siguiente función.