El estrés infantil está vinculado con un mayor riesgo de hipertensión arterial, obesidad y diabetes en adultos

23 de enero de 2024
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Niño en la ventana | EP

Una investigación revela que el estrés en la infancia genera problemas de salud crónicos en la edad adulta

El estrés experimentado durante la adolescencia hasta la edad adulta está vinculado a un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial, obesidad y otros factores de riesgo cardiometabólico en adultos jóvenes, según un nuevo estudio publicado en el ‘Journal of the American Heart Association’, de la Asociación Americana del Corazón.

Asimismo, el estudio revela que aquellos adultos jóvenes que informaron de mayores niveles de estrés a lo largo de su vida eran más propensos a sufrir condiciones como la hipertensión arterial, la obesidad y otros factores de riesgo cardiometabólico en comparación con sus pares que experimentaron niveles más bajos de estrés.

Los factores de riesgo cardiometabólico, como la obesidad, la diabetes tipo 2, el colesterol elevado y la hipertensión arterial, están interrelacionados y la comunidad científica los reconoce como causas importantes de enfermedades cardiovasculares.

Los vínculos entre el estrés infantil y los riesgos cardiometabólicos en la adultez

El Dr. Fangqi Guo, autor del estudio e investigador postdoctoral de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, destaca la importancia de comprender los efectos del estrés percibido desde la adolescencia para prevenir, reducir o controlar estos factores de riesgo en adultos jóvenes. Los patrones de estrés a lo largo del tiempo, según Guo, tienen un impacto significativo en diversas medidas cardiometabólicas, incluida la distribución de grasa, la salud vascular y la obesidad.

En este sentido, el estudio utilizó datos del ‘Southern California Children’s Health Study‘, donde los participantes fueron evaluados desde su infancia hasta la adultez joven. Se clasificaron en cuatro grupos según su nivel de estrés a lo largo del tiempo: estrés elevado constante, estrés decreciente, estrés creciente y estrés bajo constante.

Para evaluar el riesgo cardiometabólico en adultos jóvenes, se utilizaron medidas como el grosor íntima-media de la arteria carótida, la presión arterial, el peso, el porcentaje de grasa corporal, la distribución de grasa y la hemoglobina A1c, que mide el nivel de azúcar en sangre a lo largo del tiempo.

Los investigadores sugieren que evaluar los niveles de estrés durante las visitas clínicas puede identificar a aquellos con niveles más altos y permitir intervenciones tempranas para mitigar los riesgos asociados con el estrés percibido.

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