Hoy: 22 de noviembre de 2024
Los Reyes inauguran una vez más la temporada del Teatro Real, con la ópera Adriana Lecouvreur, inspirada en la vida de la legendaria actriz de la Comédie-Française y que rinde homenaje al teatro.
Esta pieza de Francesco Cilea, que comenzará la tarde del lunes sobre las 19.30 horas y que durará aproximadamente tres horas, nunca antes se había representado en el escenario del Teatro Real, pese a la gran popularidad de este título. La ópera, ambientada en el París de la Ilustración, está inspirada en la vida de Lecouvreur, idolatrada y defendida por Voltaire.
El libreto de Arturo Colautti está inspirado en una obra teatral de Eugène Scribe y Gabriel Legouvé, que narra la vida de una actriz, incluyendo su fama, sus amoríos, su relación con el mariscal Mauricio de Sajonia, pareja de la celosa Madame de Bouillon, y su muerte en misteriosas circunstancias a los 38 años.
Nicola Luisotti asume la dirección musical, mientras que en el papel titular se alternarán Ermonela Jaho y Maria Agresta, junto a Elina Garanca, Brian Jagde y Nicola Alaimo. El director de producción del Real, Justin Way, fue asistente de David McVicar durante la creación del montaje de Adriana Lecouvreur en el Covent Garden, en su estreno.
Desde entonces dirige sus reposiciones, y lo hará por décima vez en el Teatro Real, mientras que la escenografía es de Charles Edwards y el vestuario, dieciochesco, ha sido diseñado por Brigitte Reiffenstuel. “Es un espacio escénico conceptual que no tiene nada de realista, pero el vestuario sí: el que una ópera sea moderna o clásica no tiene que ver con ponerle a alguien unos tejanos”, ha ironizado el director artístico del Real, Joan Matabosch.
McVicar ha respaldado esta idea del vestuario de época, ya que en la actualidad “la forma de comprender los montajes se ha internacionalizado”. “Lo importante es que el montaje sea verdadero”, ha añadido, continuando con la línea de la diferenciación del verismo movimiento operístico de cuño realista y naturalista en boga en Italia en los albores del siglo XX en el que en un principio se había situado a esta ópera.
“Para mí, todas las obras que se dicen veristas en ópera no son veristas, por la sencilla razón de que en la vida real no se canta, se habla. Uno puede hablar de esa corriente verista en otras disciplinas, pero en la ópera no se puede hacer”, ha apuntado Luisotti.
Adriana Lecouvreur es también un retrato de los “aspectos morales” de dos mundos en el siglo XVIII: el de los sirvientes y el de la aristocracia. “Cuando Adriana intenta formar parte de la aristocracia, su mundo se empieza a desmoronar”, ha recordado Edwards.
Precisamente, el coro del Teatro Real asume esa figura de la aristocracia, una clase social “alta y corrupta”, según el director del coro, José Luis Basso. “Aquí se muestra lo que pasa cuando una persona del pueblo insulta a otra de clase aristocrática, perteneciente a una sociedad rica y aburrida que se divierte destruyendo al otro”, ha afirmado.
La soprano Ermonela Jaho ha reconocido que el llevar a escena a una artista supone un reto. “Me he adentrado en este personaje real y creo que solo se puede afrontar con el lenguaje del alma para conectar con el público”, ha admitido. Las funciones están dedicadas a José Carreras, en el 50º aniversario de su interpretación del papel de Maurizio en Adriana Lecouvreur en Madrid, junto a Montserrat Caballé.