Dirigentes de Junts, Sumar o Podemos critican a los magistrados García-Castellón, Aguirre o Marchena por investigar si Puigdemont ha cometido delitos de terrorismo y traición
Una, dos, tres, cuatro… y así hasta doce veces los independentistas vascos y catalanes y los parlamentarios de Sumar y Podemos, pronunciaron con críticas muy duras los nombres de jueces españoles que siguen causas judiciales contra los implicados del golpe de estado en Cataluña en octubre de 2017, o por la trama rusa, que habla de las conexiones entre el entorno de Puigdemont y diplomáticos de Putin, que es mucho decir porque diplomáticos y Putin en la misma frase no marida nada bien.
En el Congreso, durante el debate sobre la amnistía, la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, Martina Velarde, de Podemos, o Gerardo Pisarello, de Sumar, pusieron la diana sobre los magistrados Manuel García-Castellón, Joaquín Aguirre y Manuel Marchena y ‘dispararon’ a discreción contra ellos acusándolos básicamente de utilizar la justicia de manera interesada y partidista, lo que no deja de sorprender en casos como el de García-Castellón que ha instruido causas judiciales que afectan tanto a la izquierda como a la derecha.
Y cuando se ve que unos diputados utilizan la tribuna de oradores para atacar sin piedad a magistrados españoles y cuestionar su profesionalidad e integridad y poner a los pies de los caballos al Poder Judicial, cualquier avispado pensará en lo que sería lo normal, es decir que la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, los llamara al orden y reconviniera las críticas.
Nada más lejos de la realidad. Un ataque foribundo de esa parlamentaria secesionista que pone continuamente cara de estreñida, como si hablase sentada en un inodoro, y los demás, fue absolutamente consentido por la señora Armengol y seguido con tranquilidad desde sus escaños por el presidente, ministros y diputados socialistas y sus socios sin aspaviento alguno. Pero claro, ¿quién puso ahí a Armengol y para qué? Pues eso.
Es sorprendente ver las trágalas de los parlamentarios socialistas y de los ministros del Gobierno, que ni se inmutan cuando se usa el Congreso que representa a todos los españoles para denostar a la sociedad de este país, para hablar con desprecio de España y de sus gentes, no creo que exagere si hablo incluso que de asco, por parte de algunos/as que parecen estar perdonándonos la vida por pobres y mediocres.
Prevaricadores
A estos jueces se los acusó de prevaricadores, se los insultó y pisoteó porque los muy osados investigan si Puigdemont y adláteres en Tsunami Democràtic incurrieron en delitos de terrorismo cuando convirtieron las calles de Barcelona en un escenario de guerra, en las que dos policías nacionales resultaron con heridas gravísimas e irreversibles, o por averiguar si efectivamente hay algo más que evidencias en las relaciones de los independentistas con Rusia, y aclarar si es cierto que Putin ofreció 10.000 soldados rusos para defender la separación de Cataluña de España y desestabilizar la democracia española. Total, cosillas sin mucho interés que unos ‘jueces desalmados’ investigan.
Detrás de estos procedimientos judiciales está la probabilidad de que Puigdemont y los suyos sean acusados de delitos de terrorismo y traición, que se escaparían de los términos pactados en el Ley de Amnistía que iba este martes al Congreso, y ahí está la clave y por eso ayer los independentistas de Junts votaron en contra. La amnistía tiene que ser total, integral, como un traje hecho a medida del mesías secesionista al que no se le vean costuras con hilos de los que puedan tirar estos ‘magistrados desaprensivos”, patrioteros lo llama el propio Puigdemont.
Los socialistas, a favor
Después de lo que pasó ayer, que se quedó varada la Ley de Amnistía, se ha quedado en el ambiente una falsa idea de que el Gobierno socialista ha actuado por el bien de la sociedad española, pero es una imagen irreal y más falsa que Judas.
Los socialistas y sus socios votaron a favor de borrar toda culpa de estos delincuentes catalanes, lo que sucede es que hay cabos sueltos que podrían perjudicar a Puigdemont y por eso Junts votó en contra, para ganar tiempo y obligar al Gobierno a renegociar una amnistía de máximos que blinde al líder catalán e impida sí o sí, que acabe en el cárcel.
Amnistía más sólida y sin fisuras
Mucho me equivocaría, pero estoy seguro de que en este mes antes de que la ley vuelva al Congreso, el Gobierno de Pedro Sánchez cederá lo que sea para mantener contentos a los muchachos que lo sostienen en el poder. Ya ha avisado el prófugo: “Hay que aprobar una amnistía más sólida y sin fisuras para frenar la pulsión patriotera de jueces y fiscales”. ¿Será ésta la primera vez que un delincuente redacte su propia amnistía en los términos que desea? Pues eso parece. Ya lo decíamos en los 60: España es diferente. Setenta años después el eslogan sigue vigente, pero no creo que para bien.
Tras la sesión, la ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, y de Justicia, Bolaños, han defendido al respeto a la actuación judicial, pero en el Congreso ni una mueca de desaprobación, ni un gesto que pudiera molestar a los socios. Silencio cómplice y después declaraciones de compromiso. Son palabras que suenan a mentira.
No es este el mejor camino. Empiezo a sentir mucha tristeza cuando veo un debate parlamentario en el Congreso. Tristeza y rabia.