Líbano es escenario de un incidente vinculado a miles de buscapersonas (o beepers) dirigidos contra Hezbolá, el grupo militante respaldado por Irán, según informa el Diario De Cuyo.
Las explosiones, que dejaron al menos nueve muertos y casi 3.000 heridos, se originaron con estos dispositivos tras una sofisticada operación atribuida al Mossad, la agencia de espionaje israelí.
Los localizadores explotaron el pasado martes, causando un caos en todo el país y dejando un misterioso rastro que conecta fábricas de Taiwán y Hungría con el ataque.
La investigación señala que los buscapersonas involucrados fueron importados por Hezbolá meses antes de las detonaciones, como parte de una operación de compra de dispositivos de comunicación. Sin embargo, lo que inicialmente parecían simples buscadores resultaron ser letales artefactos explosivos.
Fuentes libanesas indican que el ataque supone una brecha de seguridad sin precedentes en las filas de Hezbolá. La organización había adquirido 5.000 buscapersonas a la empresa taiwanesa Gold Apollo.
Aunque, según declaraciones de su fundador, Hsu Ching-Kuang, los dispositivos implicados en la explosión no fueron fabricados por ellos, sino por una compañía europea llamada BAC, radicada en Budapest.
“El producto no era nuestro, solo llevaba nuestra marca”, aclaró Hsu, desvinculando a Gold Apollo de la manufactura de los dispositivos.
Hezbolá, que ha estado en confrontación con Israel desde el estallido del conflicto en Gaza, ha prometido tomar represalias. Aunque la guerra en Gaza ha concentrado los esfuerzos israelíes desde el ataque del 7 de octubre, los enfrentamientos a lo largo de la frontera con Líbano han intensificado el miedo a un conflicto de mayor escala en Oriente Próximo.
El impacto de las explosiones alcanza a figuras de alto rango, incluyendo a varios combatientes de Hezbolá y al enviado iraní en Beirut, lo que aumenta la presión sobre el grupo para responder. Mohanad Hage Ali, del Carnegie Middle East Center, aseguró que “Hezbolá quiere evitar una guerra total, pero dada la magnitud de este ataque, será difícil no escalar las hostilidades”.
Israel, por su parte, ha declinado hacer comentarios sobre el incidente. Sin embargo, la posibilidad de que Estados Unidos e Irán se vean arrastrados a un conflicto más amplio preocupa a la comunidad internacional, que observa con cautela cómo se desarrollan los acontecimientos.