Los bomberos forestales de la Comunidad de Madrid han vuelto a la huelga indefinida en el periodo del año con mayor peligro de incendios. La protesta ya había comenzado a mediados de julio, pero se suspendió durante diez días por la oleada de fuegos que afectaba a varias zonas del país. Pasada esa tregua, y sin avances en las negociaciones, los paros se reanudan.
Los sindicatos UGT, Firet y CGT explican que la suspensión temporal fue un gesto de responsabilidad ante la grave situación ambiental generada por el calor extremo y la multiplicación de incendios. Aclaran que la pausa no implicaba renunciar a sus demandas, sino atender la emergencia, según recoge Antena 3 Noticias.
Más de un mes después, los trabajadores insisten en que la precariedad laboral continúa. Denuncian los contratos temporales que impiden consolidar la experiencia, los bajos salarios frente a la peligrosidad de su labor y el convenio colectivo sin actualizar desde 2008.
Reclaman una subida salarial, plantillas estables y la actualización del convenio. Consideran que su trabajo, esencial para la seguridad de montes y población, no se reconoce de forma justa.
La gestión de la contratación depende de la empresa pública Tragsa, que negocia junto a la Comunidad de Madrid. Este jueves 28 está prevista una nueva reunión en la mesa de diálogo. Los sindicatos recuerdan que el pasado 18 de agosto intentaron abrir negociaciones, pero denuncian que sufrieron un “plantón” de Tragsa y del Ministerio de Hacienda, ausentes en la cita.
La huelga mantiene unos servicios mínimos del 80%, lo que garantiza la atención a emergencias. Los bomberos insisten en que no buscan poner en riesgo a la población ni a los montes. Admiten, sin embargo, la contradicción de protestar justo en la época más crítica del año, lo que refleja su malestar. Se sienten imprescindibles durante los incendios, pero desatendidos el resto del tiempo en salarios, estabilidad y medios.
Por otro lado, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ya mostró su sorpresa cuando se inició la huelga en julio. Considera que “las condiciones de trabajo no son ni mucho menos las peores de España” y cree que la protesta tiene un trasfondo político. Además, recordó que su Gobierno no tiene competencias directas en la negociación y señaló que “no es el momento” de una huelga con la crisis de incendios forestales que atraviesa el país.