No podemos ser ajenos al momento político social que se vive en Estados Unidos, específicamente lo relacionado a los disturbios ocasionados en la ciudad de Los Ángeles, ciudad que alberga cerca de 10 millones de residentes y tiene una dimensión aproximada de 800 kilómetros cuadrados (caben más de 20 ciudades de Manhattan dentro de sus límites). Al momento de la redacción de la columna, los hechos ya se estaban diseminando hacia otras ciudades de la Unión Americana, entre las cuales se encuentran San Francisco, Chicago, Nueva York y Austin; aunado a dos noches consecutivas de toque de queda y cientos de detenidos en Los Ángeles.
Pero recordemos un poco de historia, ya que uno de los argumentos del gobierno de Estados Unidos es que los ánimos se encuentran ya desbordados y se parecen a lo sucedido en 1992. ¿Qué sucedió en ese año que preocupó tanto al Estado americano?
El 29 de abril de 1992 se dictó una sentencia en la que se absolvió de culpabilidad a cuatro policías, blancos, que habían sido grabados golpeando brutalmente a una persona de origen afroamericano cuyo nombre era Rodney King. Es a partir de ese día y hasta el 4 de mayo del mismo año que suceden una serie de protestas de gran magnitud en esa ciudad californiana. Se dijo que en esas fechas se habían movilizado 10,000 soldados de la Guardia Nacional, junto con fuerzas policiales locales y federales. En cifras extraoficiales, se dice que hubo 63 muertos en aquellos acontecimientos. Los Angeles Times reportó que existieron 2,116 heridos, de los cuales hubo 211 críticos, y alrededor de 7,495 arrestos, no obstante, algunos otros reportes arrojaron cifras cercanas a los 12,000 detenidos.
Regresemos al momento actual. Las protestas que se muestran en imágenes por todo el mundo iniciaron, según informan algunos corresponsales, de manera pacífica y dan cuenta de que la misma, al día jueves 12, no excedía de entre 8 y 10 cuadras a la redonda. Es decir, era una protesta minúscula al escenario que nacionalmente se está proyectando en algunos medios americanos. De igual forma, en su inicio, era una manifestación tranquila en la que participaban personas de nacionalidad estadunidense y otras con distintos estados o estatus migratorios, es decir, no inmigrantes y migrantes cuya estancia legal se presumía. El mosaico de gente que se expresaba era y es de una diversidad relevante, es decir, una composición plural de movilización. Ahora bien, debemos hacer especial énfasis en que, como sociedad, sin importar la ciudad en la que nos encontremos, nuestras manifestaciones deben ser siempre de manera pacífica, sin alentar a la violencia, sin afectar derechos de terceros ni mucho menos incumpliendo cualquier tipo de norma.
En un artículo, The Washington Post recoge el testimonio de distintas personas que radican en Los Ángeles y manifiestan que la vida sigue tal y como se daba hace más de una semana, el transcurso cotidiano se mantiene y, salvo la zona en que se han dado los conflictos, la comunidad continúa con sus actividades normales.
No obstante, el gobierno estadunidense, como parte de su política interior, lo decreta como una insurrección y le asigna la nada despreciable cantidad de 2,100 elementos de la Guardia Nacional apostados en el estado de California y que, nuevamente citando a The Washington Post, tendría un costo de 134 millones de dólares para las arcas públicas de ese país en caso de que el conflicto se extendiera por 60 días. Es esto lo que ha generado toda clase de reacciones a nivel internacional ante la serie de imágenes generadas por los medios y que, en la mayoría de los casos, hace ver una situación caótica; lo cual, desde la visión de múltiples entrevistados por otros medios, como se ha dicho anteriormente, es impreciso.
Como dato adicional y que es importante mencionar, desde mi perspectiva, no todos los actores políticos están perdiendo simpatías por los conflictos narrados. Los reflectores están puestos en el actual gobernador del estado de California, Gavin Newsom, empresario y político (Partido Demócrata) que se ha opuesto a varias de las decisiones tomadas desde el gobierno central y que ha confrontado abiertamente la política contra los migrantes, por lo menos en la demarcación que gobierna. Lo mencionan como posible candidato a la presidencia por su partido en 2028; ya obtuvo una notoriedad importante a nivel nacional e internacional, si es que aún no la tenía.
*Por su interés, reproducimos este artículo escrito por Juan José Serrano, publicado en Excelsior.
Las protestas en Los Ángeles, algunos datos 2025/06/16 | Excélsior