Un estudio de la Universidad de Boston revela que las personas con más años de educación podrían recibir un diagnóstico de Alzheimer más tarde que quienes tienen menor formación. Esto ocurre por la reserva cognitiva, la capacidad del cerebro para mantener la función cognitiva pese a los cambios de la edad o la enfermedad.
Las personas con mayor nivel educativo pueden ocultar los primeros síntomas, pero cuando la enfermedad se manifiesta, el deterioro cognitivo tiende a avanzar más rápido. Es como si los síntomas se acumularan y, al aparecer, fueran más evidentes y acelerados.
El estudio analizó a más de 1.300 adultos mayores con Alzheimer en Inglaterra, Alemania y Francia, evaluando su memoria y capacidades cognitivas durante 18 meses a tres años. Compararon personas con 12 años de educación o más con quienes tenían menos, teniendo en cuenta factores como edad, sexo y tratamientos, según ha publicado Europa Press.
Los resultados muestran que las pruebas cognitivas estándar pueden pasar por alto los primeros signos en personas muy educadas. Por eso, médicos y familiares deben prestar atención a cambios sutiles en memoria, pensamiento o estado de ánimo.
Los investigadores sugieren que pruebas digitales autoadministradas, con móviles o ‘wearables’, podrían facilitar la detección temprana de manera más rápida y económica. Esto permitiría iniciar tratamientos y apoyos antes, ayudando a ralentizar la enfermedad y a que las familias puedan planificar con tiempo.