Hoy: 22 de noviembre de 2024
Los jugadores a menudo se enfrentan a la opción de comprar un videojuego en formato digital o físico. Ambas opciones destacan las ventajas del juego en la nube, pero también destacan sus inconvenientes, como la necesidad de tener conexión a internet para jugar o el control que las principales plataformas en la nube pueden ejercer sobre la disponibilidad de los títulos.
Durante los últimos años, la industria de los videojuegos ha experimentado una gran transformación. Las primeras plataformas que se introdujeron en el mercado para jugar a videojuegos, como la Atari 2600, que llegó en 1977 con cartuchos. Posteriormente, surgieron formatos físicos más avanzados, como las tarjetas SD para las consolas y PC o los CD. Para los usuarios, los juegos digitales se han convertido en uno de los formatos más populares y preferidos.
Según un informe publicado por la plataforma de videojuegos Newzoo, también recogido por GamesIndustry, el formato físico solo representó el 5% de los beneficios generados por ventas de videojuegos en 2023. Por el contrario, el 95% restante de los ingresos del pasado año se corresponden a compras digitales, superando las cifras del año 2022, cuando esta versión de los juegos ya representaba el 94,2% de las ventas.
En el caso de España, según los datos recabados por la Asociación Española de Videojuegos (AEVI) en su Anuario de la Industria del videojuego en España en 2023, las ventas de videojuegos en formato físico durante el último año tuvieron una facturación de 1.038 millones de euros, mientras que las de títulos en formato online supusieron 1.301 millones de euros.
Los datos apuntan, por tanto, a una tendencia que parece abrazar los formatos digitales. No obstante, tanto nostálgicos como nuevos jugadores continúan cuestionándose qué formato es mejor a la hora de adquirir un título nuevo, ante las desventajas que pueden suponer los juegos digitales.
Ambos formatos, físico y digital, disponen de puntos a favor y en contra a la hora de disfrutar de los videojuegos, aunque se ha de tener en cuenta que estas diferencias entre uno y otro variarán en relación a las necesidades y gustos de cada usuario.
La principal diferencia entre ambos es dónde se ejecuta el juego. En el caso del formato digital, existe la opción del cloud gaming o juego en la nube, que ofrece la posibilidad de jugar a través de un hardware remoto, correspondiente a servidores de una compañía. De esta manera, en lugar de utilizar un disco físico e instalar el juego en el dispositivo para jugar de forma local, se ejecuta en la nube y solo se precisa de conexión a internet para su funcionamiento.
Esta opción la ofrecen las principales compañías desarrolladoras de videojuegos actuales, como es el caso de PlayStation, Xbox, Ubisoft, Nintendo, Epic Games o Valve, que disponen de plataformas online en las que los usuarios pueden adquirir títulos. Estos, además, quedan almacenados en sus cuentas personales a las que se puede acceder a través de la nube.
Teniendo esto en cuenta, una de las principales ventajas que ofrecen los videojuegos digitales y el cloud gaming es que son cómodos de adquirir, ya que los usuarios simplemente deben acceder a la correspondiente plataforma donde esté disponible y comprarlo. Después, deben o descargarlo en su ordenador o jugarlo en la nube, de forma relativamente rápida y sencilla, tener que ir presencialmente a un establecimiento que los venda. Por su parte, el juego físico requiere su compra en una tienda, así como que esté disponible en lo que a stock se refiere.
Igualmente, a la hora de utilizar un formato digital, otra cuestión que se debe plantear es la necesidad de disponer de conexión a internet en la mayoría de los juegos, incluso, aunque se puedan descargarlos en el ordenador o consola.
Por una parte, esta condición permite a los usuarios jugar en cualquier consola y lugar, ya que el juego está ligado a una cuenta de usuario correspondiente a una plataforma en concreto. No obstante, a la hora de jugar en un dispositivo distinto con el formato digital, se debe disponer de almacenamiento suficiente y cumplir con una serie de especificaciones mínimas necesarias para poder jugar. Por ejemplo, un procesador o un equipo con suficiente potencia para ejecutarlo.
Además, la necesidad de utilizar conexión a internet puede suponer un problema en caso de que haya interferencias o no funcione correctamente, ya que deja el juego inservible hasta que se reanude la conexión. Por tanto, esto dificulta totalmente la experiencia de juego.
A pesar de las ventajas que ofrece el formato digital, una de sus grandes desventajas es que los usuarios están a merced de las condiciones que disponga cada servicio en la nube para poder utilizar los títulos adquiridos.
Es decir, en caso de que la plataforma distribuidora o la desarrolladora cesen el videojuego en cuestión, los jugadores lo perderán, sin posibilidad de poder volver a utilizarlo. Esto se debe a que, con la compra del producto digital, los usuarios están accediendo a comprar un software que realmente no es su propiedad y que, en cualquier momento, puede dejar de estar disponible para su descarga o para su uso en la nube.
Esta característica ya ha sido motivo de reproche por parte de los jugadores en varias ocasiones, como es el caso de Ubisoft y su decisión de eliminar The Crew de sus bibliotecas de juego. Este incidente puso de relieve la capacidad de las compañías de prohibir el acceso a sus títulos en cualquier momento, lo que ocasionó que algunos usuarios solicitasen la aprobación de una legislación de protección al consumidor digital.
Igualmente, en caso de que las plataformas cesen el servicio de un videojuego, el usuario pierde el servicio y no se llevan a cabo devoluciones de compra. Esto se debe a que los juegos son propiedad de la plataforma en cuestión. Por ejemplo, en el caso de PlayStation, tal y como señala en su página de Términos y Condiciones de uso para su servicio PlayStation Plus, “todos los derechos sobre el contenido de PlayStation Plus están reservados por Sony Interactive Entertainment, sus socios y licenciatarios”.
Por su parte, el videojuego en formato físico sí es propiedad del jugador y, por tanto, tiene total control sobre él. Así, los usuarios pueden jugar cuantas veces lo deseen, prestarlo, revenderlo o, incluso, dejarlo en herencia a un amigo o ser querido.
Esto permite una situación más flexible de videojuegos de segunda mano que también facilita acercar los títulos a más usuarios, algo que los juegos digitales no pueden permitir, aunque también existen las cuentas compartidas de plataformas entre varios usuarios.
Dadas las cifras que apoyan la venta digital, el futuro del videojuego en formato físico parece estar cada vez más difuso. De hecho, esta situación se ve impulsada por algunas compañías de videojuegos como Ubisoft que, tal y como manifestó a principios de este año, considera que el paso del uso de videojuegos en formato físico al juego en la nube “es un cambio en el consumidor que debe ocurrir”, y que el modelo de suscripción es una “tremenda oportunidad de crecimiento”.
Otras importantes plataformas, como Xbox y Capcom, continúan vislumbrando un espacio para el juego físico en la industria. Según aseguró el CEO de Microsoft Gaming, Phil Spencer, Xbox no tiene planes de abandonar el lanzamiento de sus videojuegos en formato físico.
Lo mismo ocurre con Capcom, desde donde recientemente han detallado que “dado el número significativo de usuarios que demandan juegos físicos” actualmente no esperan eliminar los productos físicos de su catálogo.