Las palabras del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, han encendido un nuevo debate entre los historiadores. Durante la inauguración de una exposición dedicada a las mujeres indígenas mexicanas, el ministro afirmó que en la historia compartida entre España y México “ha habido dolor e injusticia hacia los pueblos originarios”. Añadió que esos hechos no deben “negarse ni olvidarse”.
Sus declaraciones, que pretendían ser un gesto de empatía y reconocimiento histórico, no han dejado indiferente a nadie. El historiador Xosé Manuel Núñez Seixàs las ha calificado de “bastante correctas”. Considera que reconocer los claroscuros de la historia es necesario, sobre todo frente a discursos que solo ensalzan la conquista y la evangelización. Para él, aceptar los errores del pasado no significa negar los avances que también existieron.
Sin embargo, Núñez Seixàs también pide equilibrio. Recuerda que muchos de los abusos hacia los pueblos indígenas continuaron tras la independencia de los países latinoamericanos. “Sería bueno que también lo reconocieran”, apuntó. En su opinión, el relato histórico debe ser compartido y no usado como arma política.
Por su parte, el filósofo José Luis Villacañas ve en las palabras de Albares “un buen paso diplomático”. Cree que el Gobierno español intenta acercar posturas con México después de años de tensión. Aun así, considera que ese reconocimiento debería venir de la Corona y no solo del Ejecutivo. “El silencio no es buena diplomacia”, señaló, aludiendo a la carta que el presidente López Obrador envió a España pidiendo disculpas por la conquista, según Europa Press.
No todos comparten esa visión conciliadora. El catedrático José Luis Corral ha sido tajante: las palabras del ministro son “un despropósito histórico”. Acusa a Albares de caer en una lectura “unidireccional y presentista” de la historia, algo que, en su opinión, distorsiona los hechos. “La historia no puede juzgarse con los valores del presente”, advirtió.
Desde México, las reacciones también se han multiplicado. La presidenta Claudia Sheinbaum calificó las declaraciones de Albares como “un primer paso importante”. Pero otros, como el historiador Juan Miguel Zunzunegui, las consideraron innecesarias. Para él, la llamada “conquista” es una narrativa ideológica. “México y España no existirían el uno sin el otro”, afirmó.
El debate, lejos de cerrarse, sigue creciendo. Lo que para unos es un gesto de reconocimiento histórico, para otros es una concesión ideológica. En el fondo, la discusión refleja algo más profundo: cómo contar una historia compartida sin reescribirla, pero tampoco sin esconder sus sombras.