Aunque Einstein aseguró que “el futuro llega en seguida”, el nuestro está tardando demasiado en llegar y, mientras tanto, el presente da vueltas sobre sí mismo como aquella maleta perdida en el aeropuerto que nadie recogía. Al fin, quitada ya de la plataforma, comprobaron que la maleta estaba vacía de cosas y llena sólo de deseos, abarrotada de sueños.
Como esa maleta llegó SUMAR al aeropuerto de nuestra política hasta que sus fundadores nos han hecho saber que ni siquiera sueños tenían dentro, sino una vastedad de ruinas mentales, un desajuste de corduras, que da miedo hasta escucharlas.
Ahora proponen que el anarquista catalán Ferrer y Guardia, juzgado en 1902 por atentar contra Alfonso XIII, con resultado de muertes incontables, fue condenado injustamente y hay que reivindicar su nombre y sus derechos.
Cuando la mínima decencia intelectual naufraga en el vacío, nos queda la propuesta de que en España no hay que construir más cárceles, sino muchos manicomios… Éstos son capaces de confundir Napoleón con el Cid Campeador.