La legislatura está agotada: habrá elecciones, pero cuando le convenga a Pedro Sánchez

4 de diciembre de 2025
3 minutos de lectura
Pedro Sánchez

La legislatura está agotada, pero la crisis política española se distingue porque ahora solo el presidente del Gobierno puede poner el punto final con la convocatoria de elecciones. Y lo hará…pero cuando le convenga

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, suele guiarse no pocas veces por su instinto.

Y el gambito que ideó el fin de semana pasado en el crítico tablero político español tuvo como fuentes de inspiración dos hechos: el ruego de Alberto Nuñez Feijóo a los empresarios de Foment del Treball el 28 de noviembre para que Junts le apoye una moción de censura para tumbar a Sánchez y la prevista aprobación en el Consejo de Ministros del martes 2 de diciembre de varias medidas solicitadas por Junts pendientes de cumplir. 

El presidente, pues, anunciaría personalmente esas medidas el mismo día martes, antes de la reunión del Consejo de Ministros. 

El domingo 1, por la noche, La Moncloa se puso en contacto con la emisora Rac1 para «hablar de Cataluña», según señaló el periodista Jordi Basté al comienzo de la entrevista la mañana del martes 2. Gemma Nierga, responsable de Cafè d’ Idees que se emite simultáneamente en La 2 y Radio 4 , RTVE, su vez, fue informada el lunes 3. La periodista apuntó, precisamente, que quería empezar por el «enfado de Junts, este rechazo a seguirles apoyando, quiero empezar por esta parte». La entrevista fue retransmitida por la cadena 1 de TVE.

Lo significativo: Sánchez entona un mea culpa muy poco frecuente en su trayectoria. Acepta que sus relaciones con Junts atraviesan una «crisis politica» que no desea minimizar y que apuesta por recomponerse.

En la entrevista con Rac1 cuando, Basté le pregunta por la posibilidad de mantener un encuentro con Puigdemont, el presidente dice:

-Yo creo, Jordi, que ahora mismo no estamos en ese estadio.

Y señala: 

-Bueno, [la reunión] tampoco se pidió, pero en todo caso siempre manifesté que no tendría ningún problema. 

Si se reconstruye la entrevista de Gemma Nierga el asunto tiene interés:

-¿Por qué no ha ido usted a verle? Usted dijo que iría…que iría personalmente…

-Bueno, sí, sí , sí. No se ha dado el caso. No se ha dado la oportunidad. Evidentemente, esa foto, ese encuentro, se producirá. No se ha producido hasta el momento pues porque no se dado la oportunidad, la ocasión. Pero si en un futuro podemos restablecer esos cauces de diálogo que ahora no tenemos pues ojalá se pueda producir porque estaremos en una fase nueva.

El rostro de Sánchez es bastante expresivo: no quiere decir que el presidente del Gobierno de España no puede ir a Waterloo o fomentar un encuentro en el Parlamento Europeo. 

Casi lo han matado, políticamente hablando, por la ley de amnistía: ¿se imagina usted si voy a Waterloo? debería decir. Pero, además, la orden de detención contra el expresident sigue vigente en España, cortesía del juez del procés Pablo Llarena. Cierto es que no se ha atrevido a volver a dictar una euroorden. 

Pero Sánchez no puede invocar este vacío legal en Europa para ver a Puigdemont fuera de España. No faltaría quien enseguida presente una querella contra él por colaborar con «el profugo».

Lo que no puede ser, decía Talleyrand, no puede ser y, además, es imposible.

Por tanto, el regreso de Puigdemont con la amnistía ya concedida dependerá del calendario del Tribunal Constitucional (TC). Después de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), a finales de diciembre o primera quincena de enero de 2026, los recursos de amparo serán llevados por los ponentes designados a los Plenos del TC para su debate.

Pero atención se hará conforme a un orden. El primero de ellos es el de Jordi Turull, a cargo del magistrado derechista José Maria Macías, quien intentará dilatar para finalmente proponer la desestimación. Su posición será derrotada por la mayoría progresista. Y habrá que nombrar nuevo ponente y volver a votar. 

Y lo mismo pasará con los recursos de Oriol Junqueras, Raúl Romeva y Dolors Bassa, todos ellos con ponentes de magistrados de derecha. 

Y para el final quedarán los de Puigdemont, Toni Comín y Lluis Puig, cuya ponente es la magistrada progresista Laura Díez.

Por más rápido que se quiera ir difícilmente el recurso de amparo de Puigdemont pueda estar resuelto antes de marzo de 2026, siempre que no haya retraso en la sentencia del TJUE y que los magistrados contrarios a la ley de amnistía no logren dilaciones indebidas.

En resumen: la legislatura está agotada, una recomposición de las relaciones con Junts llevará meses y tampoco la desatascará. Sánchez parece dispuesto a ponerse el casco y aguantar todo lo que Ábalos y Koldo le echen, eso sí, con el convencimiento de que no pueden darle jaque mate.

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