Las limitaciones se agravan a la hora de desenvolverse fuera de la vivienda, lo que provoca que un 42% pase muchos días sin salir de casa o se vean obligadas a cambiar de residencia
El 22% de los españoles con movilidad reducida ha tenido que cambiar de domicilio por la falta de accesibilidad del inmueble donde residían, una cifra que asciende al 31% en el caso de quienes se desplazan en silla de ruedas. Esta es una de las principales conclusiones del Informe Accesibilidad y movilidad: mejorando la calidad de vida de las personas con discapacidad, elaborado por la Fundación Mutua de Propietarios.
Según la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD) del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 57% de las personas con movilidad reducida tiene dificultades para andar o moverse dentro de su propia vivienda. Por ello, una de cada cuatro ha tenido que realizar obras para adaptar su hogar. Sobre todo, en los aseos (74%), dormitorios (42%), cocina (32%) y puerta de entrada (32%), según el informe de la Fundación Mutua de Propietarios.
Sin embargo, las limitaciones a la movilidad se agravan a la hora de desenvolverse fuera de la vivienda. Esta situación provoca que un 42% pase muchos días sin salir de casa, y un 4% no salga nunca. En este sentido, el 33% de los españoles considera que si su edificio estuviera más adaptado saldría más de casa. Un porcentaje que se duplica en el caso de aquellos edificios que no tienen ascensor.
“En ocasiones, el hogar se convierte en una cárcel para las personas con movilidad reducida dada la dificultad para poder entrar o salir. Encontrándonos con personas que se encuentran prisioneras en su propia casa por la falta de accesibilidad en su propio edificio”, explica la vicepresidenta ejecutiva de la Fundación Mutua de Propietarios, Laura López Demarbre.
Las barreras más comunes
El informe advierte que un 87% de los edificios de viviendas debe realizar actuaciones de eliminación de barreras arquitectónicas para mejorar su accesibilidad. En concreto, un 17% necesita instalar un ascensor. El 22%, una rampa para salvar el escalón de acceso al portal. Por otra parte, el 56% posee porteros automáticos no accesibles desde una silla de ruedas. Y el estudio también refleja que dos de cada tres tienen sus buzones elevados. Además, destaca que el 48% de los portales necesita un abrepuertas motorizado porque esta pesa demasiado.
Llevar a cabo todas estas acciones supondría un coste medio por hogar de 1.361 euros. Una cifra que se incrementa en aquellos edificios de menos plantas y menos vecinos, con 5.409 euros y 4.457 euros respectivamente. Entre los hogares de edificios más antiguos ,3.156 euros; en los que tienen viviendas de menor tamaño, 2.416 euros, y en los hogares con menos ingresos, 2.995 euros.
Los obstáculos de las reformas
Según el estudio, pese a que el 63% de los españoles está de acuerdo en que un edificio accesible revaloriza sus inmuebles, seis de cada 10 ve poco o nada probable realizar las mejoras de accesibilidad que se necesitan en su edificio. La falta de acuerdo entre vecinos (47%) y los motivos económicos (55%) son las principales razones expuestas. Especialmente, cuando la inversión supone un montante superior a los 2.000 euros.
“Muchas de las viviendas no accesibles son propiedad de personas con bajos recursos. Por lo que se evidencia la necesidad de que administración e instituciones contribuyan a hacer posible que se lleven a cabo actuaciones para la eliminación de barreras arquitectónicas”, explica López Demarbre.
De hecho, seis de cada diez edificios no han recibido ayudas para mejorar la accesibilidad. Debido en parte al desconocimiento, la edad, el número de plantas y la falta de solicitudes de adaptación del edificio. De hecho, sólo el 28% de las personas con limitación de movilidad han solicitado alguna actuación.
Ayuda de la tecnología
Ante la dificultad para salir de casa, la tecnología supone una gran ayuda para quienes tienen movilidad reducida. Una de cada dos personas afirma que esta ha facilitado sus gestiones, y un 19% la emplea para realizar compras por internet. No obstante, existe una brecha digital que afecta a los mayores de 60 años y a quienes viven en zonas geográficas con servicios digitales menos desarrollados.
Pese a todo, existe una clara relación entre la falta de autonomía y el estado de ánimo. En concreto, el informe afirma que un 60% de las personas con movilidad reducida se sienten mal con ellas mismas. Una percepción más acentuada entre las personas mayores de 70 años, quienes, además, son las que en mayor medida afirman quedarse muchos días sin salir de casa.