La precipitación acumulada durante el ciclo hidrológico es escasa y eso complica a las aves acuáticas su tarea de completar la cría con éxito
La Estación Biológica de Doñana (EBD) ha alertado de que las lluvias de marzo y abril “han llegado tarde” y que las altas temperaturas están causando una rápida evaporación del agua acumulada en el Parque Nacional.
Según la entidad, datos de la ICTS-Doñana que gestiona la EBD, la estación de referencia del Palacio de Doñana registró 145,3 milímetros durante el último mes, siendo el segundo marzo más lluvioso de los últimos 50 años. A pesar de estas buenas cifras, la precipitación acumulada durante el ciclo hidrológico, de septiembre a agosto, apenas alcanza los 404,4 milímetros, sin alcanzar aún la media histórica anual de precipitación, que supera los 500 milímetros.
“Esto se debe a que las precipitaciones durante otoño e invierno han sido muy escasas. El agua ha llegado tarde para la invernada de las aves acuáticas, lo que provocó que en los censos de enero se registraran uno los números más bajos de aves invernantes desde que se tienen datos”, han subrayado desde la EBD.
Una extensa área inundada, pero escasa profundidad
Por otro lado, la EBD ha explicado que la lluvia “solo ha inundado algo la marisma”, ya que se sabe que es “necesario que lluevan en torno a 100 milímetros durante el ciclo hidrológico para que las arcillas del suelo se empapen”. Una vez empapadas, a medida que sigue lloviendo, el agua de escorrentía que circula por los cauces comienza a inundar la llanura. De esta agua también hay una parte que se infiltra de una forma más lenta al acuífero.
El Laboratorio de SIG y Teledetección de la Estación Biológica de Doñana, analizando una imagen satélite del Landsat 9 del 9 de abril, ha estimado que la superficie inundada actual de la marisma de Doñana es de 22.053 hectáreas. Teniendo en cuenta que la superficie de marisma natural inundable es de alrededor de 28.000 hectáreas, la cifra supone un 78% de la superficie total.
“Una vez que la marisma se inunda, las siguientes lluvias no aumentan mucho más la superficie, pero sí la profundidad de la lámina de agua. Esto significa que, aunque el área inundada sea grande, no quiere decir que el volumen de agua también lo sea”, han abundado.
De hecho, han continuado desde la entidad, las distintas estaciones automáticas de la ICTS-Doñana indican que la lámina de agua “no es muy profunda”. Por ejemplo, la estación automática de nivel de Honduras del Burro alcanzó un máximo de 38 centímetros de agua el 9 de abril pero a partir de entonces el nivel de agua está bajando a razón de 2,8 milímetros al día. De igual modo, en Resolimán se alcanzó un nivel máximo de 42 centímetros el día 3 de abril y en la actualidad está bajando 10 milímetros al día. Los datos pueden consultarse de forma pública en la página https://datos-automaticos.icts.ebd.csic.es.
Solo el 1,9% de las lagunas están inundadas
Por otro lado, la Estación Biológica de Doñana ha asegurado que el caso de las lagunas temporales es “más preocupante si cabe”, puesto que se encuentran en zonas arenosas y dependen sobre todo del nivel de agua del acuífero. El efecto de la precipitación en el acuífero “tarda más en manifestarse”, ya que “depende de un sistema natural de infiltración”. Además, el nivel de recarga está sujeto “al uso humano que se haga de su agua”, puesto que “si se extrae más agua de la que se recarga con las lluvias, el nivel del acuífero continúa bajando”.
Usando la información de la misma imagen satélite del 9 de abril, se ha estimado que de los 2.811 cuerpos de agua que se cartografiaron en un momento de máxima inundación, “solo 56 tienen algo de agua, lo que supone solo el 1,9 % del total de lagunas”.
En general, sólo las lagunas más grandes, como Santa Olalla, la Dulce o El Hondón, así como aquellas que se encuentran en las zonas más bajas se encuentran inundadas en la actualidad. Esto hace que “solo el 11,5% de la superficie inundable de lagunas albergue agua superficial”.
La rápida evaporación puede afectar a la cría
Por otro lado, la EBD ha señalado que las últimas lluvias suponen para muchas especies de aves acuáticas, “una oportunidad para criar este año”. Sin embargo, “la rápida evaporación del agua en la marisma debido a las altas temperaturas puede provocar que no haya agua suficiente para que les dé tiempo a completar la cría con éxito”.
En el caso de las lagunas más pequeñas sucede “lo mismo”. En algunas zonas, ya se llegan a ver plantas acuáticas, como la Marsilea strigosa, en terreno seco, lo cual “evidencia la rapidez con la que estos cuerpos de agua han aparecido y se han desvanecido en muy pocos días”. Hay algunas lagunas, como la de la Dehesa, que se inundaron con las lluvias de marzo y “ya se encuentran de nuevo secas”. Esto también tiene consecuencia para la cría de especies acuáticas como los anfibios, ya que la escasa duración del agua en las lagunas está provocando que algunas especies no puedan completar el desarrollo larvario.
“Habrá que esperar para ver qué ocurre en las siguientes semanas. En cualquier caso, estas lluvias han llegado tarde para la invernada y se espera que en verano se evaporen”, ha comentado el vicedirector de la Estación Biológica de Doñana y responsable de la ICTS-Doñana, Javier Bustamante.
“Esto ha aliviado los problemas de sequía más inmediatos, pero gran parte de los problemas de agua en Doñana son más profundos y no se consiguen solucionar con solo un mes bueno de lluvias. Para que los números de este año en la invernada no se repitan el año que viene, es necesario que llueva el próximo otoño e invierno”, ha agregado.