Hoy: 15 de octubre de 2024
Una investigación internacional, encabezada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha encontrado una relación entre los niveles elevados de la proteína p-tau231 en sangre y alteraciones en las redes cerebrales de personas sin síntomas cognitivos, pero en riesgo de desarrollar Alzheimer. Este hallazgo podría facilitar la detección temprana de la enfermedad en el futuro.
Este descubrimiento, que podría facilitar la identificación temprana de alteraciones asociadas a la enfermedad, ha sido publicado en Brain Communications. El estudio incluyó a 76 participantes sin deterioro cognitivo, de los cuales 54 tenían antecedentes familiares de Alzheimer.
Aunque estudios anteriores ya habían apuntado al incremento de esta proteína en sangre y su asociación con la conectividad funcional cerebral, este trabajo aporta como novedad datos electrofisiológicos medidos con magnetoencefalografía, una técnica de toma de registro de actividad cerebral no invasiva.
“Como resultado clave y novedoso, se han podido identificar patrones de alteraciones en la topología cerebral en personas cognitivamente sanas con niveles elevados de esta proteína en sangre. Estos individuos presentan redes cerebrales más integradas y dependientes de hubs, regiones de alta importancia en la red”, destaca Alejandra García Colomo, investigadora del Departamento de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia de la UCM.
García Colomo explica, a través de una metáfora, que si imaginamos la comunicación del cerebro como un mapa de conexiones, “donde las ciudades son las distintas regiones y las carreteras que las unen las conexiones que establecen”, el objetivo de este estudio ha sido conocer cómo este mapa cambia en función de la cantidad de proteína p-tau231 en sangre.
De este modo se observa, que en las personas adultas y sin alteraciones cognitivas, este mapa de conexiones tiene algunas ciudades grandes, conectadas entre sí y con otras ciudades pequeñas por muchas carreteras.
En personas con demencia por Alzheimer, su mapa está muy dañado, no quedan casi ciudades grandes y muchos pueblos pequeños han perdido la carretera que los conectaba con los vecinos. Sin embargo, “”¿qué pasa con el mapa de conexiones de personas cognitivamente sanas con indicio de patología?”, se pregunta la investigación.
Asimismo, los investigadores encuentran alteraciones en el mapa de conexiones de individuos cognitivamente sanos, asociados a niveles elevados de p-tau231 en sangre. En este mapa, explican, “las ciudades o hubs tienen mucha más relevancia de lo normal, por lo que conducen más tráfico y están más saturadas, lo cual las hace más vulnerables y favorece su daño”.
“En conclusión, la presente investigación demuestra que incluso antes de que aparezcan los síntomas, el cerebro de las personas con altos niveles de este biomarcador muestra una organización alterada, aumentando la vulnerabilidad y la dependencia de ciertas áreas clave”, señala García Colomo.
Los resultados de este estudio pueden ser útiles para desarrollar herramientas de diagnóstico temprano del Alzheimer y para evaluar tratamientos antes de que aparezcan los síntomas clínicos. Los profesionales de la salud, investigadores y farmacéuticas podrían utilizar esta información para identificar a individuos en riesgo y monitorear la efectividad de intervenciones tempranas. Además, el uso de biomarcadores en sangre y técnicas de imagen no invasivas facilita un acceso más amplio y menos costoso a herramientas de diagnóstico.
Junto a la UCM, en el trabajo también participan la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Clínico San Carlos, el Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur y el Department of Clinical Neurophysiology and Magnetoencephalography Center at Amsterdam Neuroscience.