La ausencia internacional de Sheinbaum expone el aislamiento diplomático de México

25 de noviembre de 2025
3 minutos de lectura
Gran concentración de personas reunidas en el Zócalo de la Ciudad de México / Europa Press

El resultado es un gobierno que evita expresar lo que piensa por temor a fracturar sus relaciones con quienes sostienen su economía

La ausencia de México, en particular de la presidenta Claudia Sheinbaum, en foros internacionales se ha vuelto cada vez más notable. Esta falta de presencia resulta difícil de comprender, sobre todo porque es aprovechada por distintos actores para señalar los problemas que enfrenta el país como si México fuera el único que atraviesa esas circunstancias. México se convierte así en una especie de piñata diplomática, sin que nadie defienda con eficacia su postura ni explique los motivos detrás de determinadas políticas.

Más reciente ocurrió un episodio durante la reunión entre la CELAC y la Unión Europea, donde el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, lanzó críticas directas sobre el narcotráfico y la violencia en México. La respuesta fue un silencio que, según los asistentes, “retumbó en la sala”. Aquella cita, además, representaba una oportunidad clave para impulsar la economía mexicana y avanzar hacia la diversificación, pero terminó desperdiciada. Persisten las dudas sobre si la ausencia presidencial se debió a la presencia, en ese encuentro, del presidente español Pedro Sánchez, según recoge El Excelsior.

Asimismo, la agenda internacional ofrece más ejemplos. La cumbre del G20 en Johannesburgo, Sudáfrica, contó con la participación activa de Lula da Silva como anfitrión, pero la delegación mexicana pasó prácticamente inadvertida. Tampoco hubo asistencia a la COP30 en Brasil, celebrada del 6 al 21 de noviembre. Y es previsible que México tampoco acuda a la próxima reunión de la Alianza del Pacífico, debido al conflicto diplomático con Perú y Ecuador. También la ausencia se extiende a la Asamblea General de la ONU.

Más preocupante aún es la falta de un encuentro cara a cara entre Sheinbaum y el presidente Donald Trump. Hubo un intento fallido en Canadá, pero desde entonces no se ha informado sobre gestión alguna para viajar a Washington y sostener una reunión oficial. La impresión general es que existe cierto temor ante un encuentro público en la Oficina Oval. Surge así la pregunta: ¿son las demandas de Trump —seguramente conocidas por la Presidenta— simplemente inatendibles?

Asimismo, el repliegue diplomático mexicano parece tener varias causas. Una es presupuestal, la de que las embajadas operan a medias por recortes y salarios bajos. El cuerpo diplomático luce desmoralizado y enfrenta condiciones laborales precarias. Otra razón es la creciente politización de la diplomacia, caracterizada por choques con otros gobiernos que desalientan a un servicio exterior tradicionalmente orientado al diálogo y la conciliación.

México vive un dilema sin resolver. Es parte integral de América del Norte y su economía depende del T-MEC. Esa asociación obliga a cierto grado de sintonía política con Estados Unidos y Canadá, en especial por los millones de mexicanos residentes en territorio estadounidense. Sin embargo, México mantiene posturas internacionales que chocan con las de sus socios comerciales. La mayoría de países de la región coincide en que Cuba, Nicaragua y Venezuela son regímenes antidemocráticos que violan derechos humanos.

También existe consenso en que Rusia invadió ilegalmente Ucrania. China, aunque con matices, no es una democracia ni puede considerarse un aliado del orden liberal. Pese a ello, México difiere en todos estos puntos y opta por una cercanía política con Cuba, Nicaragua y Venezuela. Además, se niega a condenar la invasión rusa y sugiere que los modelos político-chinos o ruso resultan preferibles al liberalismo.

Sin embargo, el resultado es un gobierno que evita expresar abiertamente lo que piensa por temor a fracturar sus relaciones con quienes sostienen su economía. En esta contradicción, México queda atrapado en una especie de negación diplomática y política que erosiona su credibilidad en el exterior.

El texto plantea que el país es gobernado por “una camarilla que oculta sus verdaderas intenciones”. Según esta visión, sus dirigentes “no se atreven a decir lo que opinan, sabiendo que no tienen consenso”. Un gobierno que “miente al resto del mundo no es confiable, pues la mentira se percibe, aunque no se exprese”. La acusación final es contundente:

«Nuestros gobernantes se ocultan para que no se descubra la mentira que llevan dentro. Su secreto es que son autócratas, no demócratas. Y no creen ni en la alternancia ni en las elecciones libres. Creen en la imposición. Como en Cuba, Nicaragua y Venezuela, aliados al narcotráfico»

No olvides...

Asfixian la libertad religiosa las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela

Son habituales las amenazas de prisión y las advertencias dirigidas a quienes mantienen su afiliación religiosa al margen del control…
Estos son los diez criminales españoles más buscados

Estos son los diez peligrosos criminales españoles más buscados

La Policía pide colaboración para localizar a los fugitivos, entre ellos un profesor que abusó de una alumna, jefes del…

El alma de don Antonio Machado

Un bastón y un sombrero le son suficientes al poeta para sujetarse el alma…

México necesita paz y la sociedad tiene un papel clave según la Iglesia católica

La paz, como recuerda la Iglesia, no es un concepto abstracto ni algo que suceda por sí solo: también nos…